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Los besos robados saben a pecado.

Me miro en el espejo de cuerpo entero y deslizo mis manos por mi vestido con tirantes finos y falda completa, que está justo por encima de mis rodillas, y me pongo un abrigo de lana sobre él. Mantengo mi cabello suelto y suspiro antes de dirigirme a la puerta. Y cuando lo abro, encuentro un papel tirado en el suelo. Sonrío cuando reconozco la letra de Jade y la leo a continuación.

Teníamos prisa, te esperamos en el porche del ala sur de la casa.

— ¡Ay, traviesas, ni me esperaron! Me quejo, cerrando la puerta y corriendo a nuestro lugar de reunión. Apenas salgo de casa, me acomodo el abrigo y abrazo mi cuerpo, recibiendo la ligera brisa fría que acaricia mi cabello. Mientras camino por el largo porche, puedo ver la mayor parte de la luna a través de las copas de algunos árboles. Ella es realmente brillante y amarilla esta noche. Doblo la esquina del porche, me encuentro con el lado sur de la casa y al final hay algunos sofás redondos con cojines floral
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