Ellos rieron juntos, caminaron hacia la salida del sendero, pero no contaban con que un hombre estaba en el centro de este esperándolos, Elías los miraba fijamente con las manos en los bolsillos
“Elías… ¿Qué haces aquí?”. Ella preguntó aturdida.
Él sonrió negando un poco frustrado. “Saliste del bar sin decirme y escuche a este hombre decir que sabía dónde estabas, dude por un momento… pero lo seguí, al parecer te conoce muy bien”.
Ellos no dijeron nada, Jonny quería hablar, pero ya era decisión de Dania él contarle todo, la miró y ella le pidió que se adelantara.
Jonny le dijo. “Te espero al final del camino”.
Ella asintió y lo vio caminar colina abajo.
Elías esperó a que Jo
Al día siguiente en un restaurante conocido, los cuatro estaban sentados en una mesa… Elías, Dania, Jonny y Dalia. Se juntaron para hablar sobre todo lo que pasó. Dalia fue la primera en hablar dirigiéndose a Elías. “Lo siento, por haberte engañado de esta manera”. “No Dalia, yo te pido disculpas por lo que tuviste que pasar por culpa de Valery”. Dalia jugaba con sus manos nerviosamente en la mesa, Jonny notó esto y por impulso las tomo y empezó a acariciarlas, esto no pasó desapercibido por Elías y Dania. Dalia solo se sonrojo y agacho su cabeza. Dania miró a Jonny advirtiéndole que se calmara, las cosas no estaban del todo bien y Dalia seguía casada. Elías por su parte sonrió. “¿Cuánto tiempo llevan juntos?”. Le causab
Dania observó a su hermano cálidamente, ahora él tenía a quien amar, su pequeño hermano ya creció, Elías conversaba con Dania y en ocasiones con el señor Carlos le preguntaba sobre su empresa, la televisora y otros negocios, ambos se llevaron muy bien durante la cena, esto le gustó mucho a Dania ya que el abuelo era muy selectivo al escoger a la gente que le rodea. Ana María comía, pero no quitaba la vista de Carolina, quería saber todo sobre esta chica tenía un fuerte presentimiento que estaba familiarizada con su hijo y la mujer con quien se fugó. Al terminar la cena, Elías se despidió de todos, Dania lo acompañó a la salida donde estaba su coche estacionado. Él estaba abriendo la puerta cuando escucho a Dania. “Gracias Elías”. Elías se giró para verla, se ac
Robert soltó a Dania y ella se alejó un poco y respiro profundo tenían todavía mucho que hablar. Ella le explicó todo, desde que supo de su hermana gemela hasta ahora que Elías se enteró de quién era en realidad, le dijo de su matrimonio con Jonny, que su hermana y Jonny se amaban. “Tú y Elías… los vi en el bar”. Dalia cerró sus ojos por un momento. “No sé qué siento por él y no sé qué siento por ti, estoy demasiado confundida y necesito tiempo para pensar y tomar una decisión”. “Lo entiendo y no me daré por vencido, ahora que sé que no tienen ninguna relación seria con ese tal Elías”. Se acercó para poder besarla de nuevo, pero ella se alejó. “Robert”. Ella le advirtió. El
Dania llamó a su hermana. Ella estaba en la oficina trabajando pendientes junto a Carolina. Cuando llegó la llamada y escuchar el estado en el que estaba dejó todos los pendientes y le pidió a Caro que se fuera a comer más temprano que de costumbre. Dalia llegó al bar buscando a su hermana, vislumbro a Román parado cerca de una mesa tomando un trago y una mujer sentada posando su brazos y cabeza en la mesa, con varios vasos de bebida en la mesa, era Dania… Ella caminó hacia ellos. “Román… ¿Qué pasó?”. Se aproximó a su hermana y la acarició la espalda. “Ella está borracha… solo balbucea palabras, creo que es mejor llevarla arriba a mi habitación”. Dalia estuvo de acuerdo, Román la cargó en sus brazos y ella lo siguió al elevador para ir unos pisos más arriba, Dania de
Dania entró y se sentó en el sillón enfrente del hombre, le sonrió y dijo. “Siéntese es una larga historia”. Jonny ayudó a Dalia a sentarse cerca de Dania, estaba un poco avergonzada, hoy conocía al padre de Jonny. “Sr. Humberto, le contaré lo importante… Mi madre dio a luz a gemelas, pero al nacer robaron a Dalia, hace poco la encontramos y la trajimos a casa”. El señor escuchaba a Dania conocía el temperamento de la mujercita. Jonny siguió con la conversación. “El tiempo que ella ha estado con nosotros, nos enamoramos es por eso que Dania y yo nos divorciamos, para poder tener una relación seria con Dalia”. Con un bufido el señor contestó. “Ustedes los jóvenes creen que todo lo que hacen es tan fácil… ¿Qué va a decir l
Daniel entró a su oficina buscando el número de Robert en la agenda, la llamada entró. “Hola”. “¿Robert Anderson?”. “Si”. “Robert, soy Daniel Jenkins hermano de Dania… ¿Quería saber si puedo hablar con ella?”. Robert se levantó del sillón. “Ella no está conmigo… la invite unos días, pero nunca llego al aeropuerto” Daniel está exasperado. “Demonios”. “¿Qué pasa? ¿Dónde está?”. Robert estaba preocupado. “No sabemos nada de ella desde el viernes… el chofer la llevó al aeropuerto y la dejó en la entrada sin problemas, pero no hemos podido comunicarnos con ella”.
Dalia miró a Azucena. “¿Quieren que vaya a México?”. Azucena y Elías asintieron. Jonny corto la plática. “No vas a ir, esa mujer es peligrosa”. Se negó rotundamente. Dalia rodó los ojos. “Mi papá está en peligro Jonny, es hora de que esa mujer pague, voy a ir a México, Daniel, Román y tú se encargaran de buscar a mi hermana y me mantendrás informada”. Jonny no aceptaba. “No, yo iré contigo”. Dalia triste le contestó. “Tienes que quedarte aquí, tienes que ayudar a encontrar a mi hermana Jonny”. Jonny se quedó en silencio por unos segundos, se apretó las sienes, no convencería a Dalia. “Está bien”. Molesto afirmó y miró a Elías. “La tienes que cuidar”.
Cuando la secretaria salió recogió la correspondencia y la llevó a la oficina, Elías examinaba unos papeles mientras la secretaria le dejaba en el escritorio las cartas, revistas y sobres para después salir a seguir con su trabajo. Salvador entró. “Hola amigo, ¿Vamos a comer juntos?”. Elías sólo levantó la cabeza negando. Salvador no contentó. “Oye enterrarte en el trabajo no te va a ayudar, ya verás que Dania aparecerá”. El fisgoneaba en la correspondencia mientras hablaba, observaba el correo y revistas para hojearlas, encontró el sobre que se veía sospechoso y lo tomó. Sentándose erguido en el sillón examinaba el sobre, solo tenía el nombre de Elías, no llevaba dirección de donde lo mandaban, lo abrió y encontró