Lunes en USA…
Dalia despertó temprano para alistarse y desayunar con Daniel, tenían una reunión importante hoy, Jonny llegó por la madrugada y estaba dormido cuando ellos salieron a la empresa.
Al llegar, Dalia fue a su oficina, lo primero que hizo fue llamar a recursos humanos.
“Hola buen día, necesito una asistente”
Desde el otro lado del teléfono. “Claro, el Señor Jenkins nos avisó, tengo algunos candidatos”.
“No quiero candidatos, me gustaría que me mandes a Carolinas Ruiz es de marketing”.
“Señorita Dalia, la joven Carolina tiene solo algunos meses en la empresa, puedo mandarle a alguien más preparado”.
“No, la quiero a ell
Dalia busco en su teléfono un restaurante para poder comer con Robert, encontró varios y leyendo las reseñas escogieron un lugar donde hubiera platillos italianos. La comida fue agradable, comieron en silencio, pero a gusto, Robert estudió a Dalia en todo momento y después de un tiempo rompió el silencio entre ellos. “Dalia, me he quedado atónito al conocerte, eres muy bella como tu hermana, pero cada una tiene una personalidad especial, eso las hace únicas”. Dalia se sonrojo un poco. “Gracias… creo… mi hermana y yo tenemos poco de conocernos, estuvimos tantos años separadas, creo que eso influyó en nuestra personalidad como usted dice”. “Dime Robert, no me gusta que me llames de usted, estaré poco tiempo aquí, me gustaría ser tu amigo”. “Está bien ... Robert”. Ella
Rob era un hombre alto y esbelto, llevaba un short corto negro de playa estampado de dibujos veraniegos, una camisa de tirantes negra que dejaban ver su cuerpo bien trabajado, era muy guapo, sus ojos eran azules, de tez clara y cabello castaño claro. Dania terminó la conversación, porque este hombre era un engreído, pero claro un engreído muy guapo. “Tengo que irme, nos vemos”. “¡Vaya!, es la plática más corta que he tenido con una mujer bella en toda mi vida,antes de ser rechazado”. Dania solo se rio, le dio la espalda y caminó hacia la salida de la playa, no sin antes decirle adiós con la mano desde lejos. El solo sonrió y esperó a que ella saliera de la playa. Dania regresó a la casa de alojamiento que rentó durante estas semanas, ya había viajado a otro país ante
Dania observó su rostro detenidamente y pensó. -¡Al demonio todo!-. Se acercó y lo beso, por un momento él se quedó estático, ella se separó de él un poco para ver su reacción, él la miró a los ojos por unos segundos buscando si se arrepentía del beso, pero no lo había, la atrajo hacia él y la beso apasionadamente. Ella rodeó su cuello con sus brazos mientras él hacía el beso más profundo. Después de un tiempo se separaron para poder respirar un poco, agitados se miraban a los ojos. “Vamos a mi casa, no está lejos de aquí”. Le dijo acariciando su mejilla. Ella asintió sin decir ni una palabra. La casa estaba cerca, al llegar los portones se abrieron dejando ver una gran mansión a lo lejos, con acceso a la playa, era muy grande y hermosa. Dania se empezaba a preguntaba a qué se dedicaba este hombre.
Encendió la televisión de la sala y subió el volumen para escucharla mientras cocinaba, era un canal de noticias, a ella no le importaba ya que lo único que quería es no estar en completo silencio, se hizo un sándwich y se sirvió jugo de naranja, camino a la sala con su comida, la puso sobre la mesa de centro para buscar el control remoto y cambiar el canal a uno de películas mientras comía. “Donde lo deje”. Lo rebuscaba en los sillones cuando escucho en la televisión”. Presentadores de TV: “Hola amigos, soy Darla” “Y yo Mike” Dijeron en unísono: “Bienvenidos a los espectáculos”. Darla: “Tenemos una noticia caliente”.
La casa era muy linda, tenía un gran jardín de flores que Jack cuidaba, adentro los muebles tenían sábanas que los cubrían del polvo, pero aun así se notaba que alguien cuidaba constantemente el lugar. Jonny subió las escaleras para entrar en una habitación, esta era pequeña pero acogedora, había póster de música en las paredes y el tejado le daba un aspecto más cálido. Las paredes eran grises y con algunos tonos en azul, una cama individual con sábanas blancas y un pequeño escritorio café cerca de los que parecían las puertas de un closet Había un ventanal con cortinas blancas, un diván gris y largo con cojines azules reposaba debajo de la ventana, Jonny se sentó ahí y suspiró. Dalia seguía sin entender porque estaban en esa casa, se sentó en la orilla de la cama esperando que Jonny hablara.
Casi al llegar a la casa, Jonny detuvo el auto en la carretera y lo apagó. Dalia extrañada volteo a verlo, él salió del auto y caminó hacia la puerta de ella para abrirla. Él tomó su mano y entró a la zona de árboles que había en el camino hacia la mansión. Se detuvo y giró para acercarla a él tomándola de la cintura y la beso apasionadamente. Ella correspondió el beso débilmente, ella apenas estaba aprendiendo esto de tener un novio y en secreto por el momento. La soltó y ambos respiraban pesadamente recuperando el aliento. Jonny sonrió juntando sus frentes. “Me siento como un maldito chiquillo enamorado y sé que llegando a casa no podré tenerte entre mis brazos”. Ella sonrojada respiraba agitadamente feliz de estar con este hombre que le encantaba. Regresaron al co
Elías en todo momento la observaba esperando sus reacciones. Ella lo notó sonriendo nerviosa. “Lo siento, soy alérgica a la fresa…” Elías sonrió pensando para si mismo. -¿No se supone que era alérgica a la piña?-. “Dalia, el fin de semana haré un viaje, quiero que me acompañes”. “¿A dónde?”. Dania lo interrogó. “Tengo que ir a USA…” Dania abrió mucho los ojos. “¿Cuánto… cuánto tiempo?” “Es por una semana o más, quiero también pasar tiempo contigo después de desocuparme del trabajo, ¿Qué piensas?”. Dania lo pensó por unos segundos, qué pasaría si se encontrara con Dalia. Pero también deseaba ir y ver a su abuelo y a Daniel.
Mientras tanto en el lobby, Elías estaba observando las vitrinas donde estaban algunas colecciones anteriores de la joyería, tenían las fotos de los creadores en la parte superior, Elías estaba parado frente a una de Amelia, en la imagen había una mujer muy bella de ojos azules, el parecido con Dalia era indescriptible, sus rasgos eran tan parecidos, solo el color de sus ojos, Dalia los tenía color verde como Lázaro. Tenía tantas ganas de ver el verdadero color de los ojos de la que decía ser su esposa, saber quién era esta mujer que lo traía loco. Aunque tenía información había muchas inconsistencias, ya que el investigador comentó que había cosas que eliminaron a propósito. Pero estaba seguro que algo grande pasaba y las respuestas estaban aquí en USA. “Señor Valle”. Daniel se acercó y lo saludo, Elías giró y observó al hombre, era muy joven y al parecer ta