Elías conectó su celular al carro y realizó una llamada. “Alcántara, necesito que investigues a una persona, mandaré los datos que tengo por mensaje y quiero saber todo lo que hizo mi esposa durante los últimos dos meses”. Él cuelga y mientras que va camino a la oficina llegan los recuerdos de todo lo que ha pasado recientemente, el cambio de Dalia… su forma de actuar. -No, esta no es Dalia, es una impostora, esta mujer me trae loco, no puedo quitármela de la cabeza, pero… no puedo confiarme, necesito averiguar qué está pasando-. Suspiro pesadamente.
………
Después de calmarse un poco por lo que pasó con Elías, Dalia respiró profundo y entró a la casa, Teresa se encontraba tomando vino en la sala, la última vez que se vieron fue en la fiesta de Magdalena que se arruinó por ella.
“¿Dalia qué haces aquí?”.
Dalia se escondió como pudo para seguir escuchando lo más silencioso posible. El hombre tomó un sorbo de su cerveza y le dijo. “Necesito más dinero”. Teresa resoplo. “Te acabo de dar una buena cantidad ¿Qué hiciste con ella?”. “Los materiales que usamos sabes que son difíciles de conseguir, además mi amigo necesita algunos productos nuevos que llegaron al mercado”. “Dile a tu amigo que le damos suficiente dinero como para que pida más, ¿Cómo es posible que después de tantos años sigan sin nada? Tú y ese tipo son un barril sin fondo”. El hombre se levantó molestó del sillón pateando todo lo que había alrededor. “Crees que es fácil para nosotros, estamos en el mismo bote Teresa y sabes que para todas tus locuras se necesit
Dalia le explicó. “Cuando yo tenía 6 años conoció a un hombre bueno, mamá se casó tiempo después, un día salieron de viaje, el avión se estrelló y no la encontraron, la dieron por muerta después de una larga búsqueda, han pasado ya muchos años”. Lázaro bajo su mirada con resignación por lo que escuchaba. -Amelia se casó y está muerta-. “Ella… fue feliz con ese hombre, ¿Él la hizo feliz?”. Lázaro preguntó. “Si, Joel es un buen hombre, nos cuidó a mi mamá y a mí, tengo un hermano se llama Daniel Jenkins”. “¿Jenkins?”. Lázaro preguntó abatido. Dalia asintió diciendo. “Joel Jenkins, él también está en la ciudad trabaja en la empresa con Elías, me está ayudando aquí para encontrar pruebas en contra de Teresa”. Lázaro estaba e
Ya era sábado y Dalia no podía comunicarse con su hermana por más que la llamaba, habló con Jonny, pero se limitó a frases cortas le pidió que esperara a que él llegara para poder hablar, ella estuvo de acuerdo no muy convencida, ya le sacaría toda la información a Jonny. Sin más, ella se arregló para salir a recoger a Jonny al aeropuerto, al bajar las escaleras Elías estaba sentado en la mesa desayunando, levantó su mirada y la observó detenidamente. “Me voy, pasaré el día con mi padre”. Tomó su bolso y caminó hacia la puerta. “Yo te llevo”. Elías se limpió la boca para levantarse. “No, no te preocupes, no quiero que llegues tarde a la empresa”. Dalia le dijo ansiosa. “Es sábado puedo llegar a la hora que yo quiera, no
Dania suspiro. “Tenemos que platicar sobre lo que pasó, no quiero estar así, sin hablar contigo”. “Lo sé, he pensado en lo que pasó y no supe cómo reaccionar, lo siento”. “No te preocupes, ¿Está todo bien en casa? Daniel y el abuelo ¿Cómo están?”. “Si estamos bien… Dania necesito explicarte”. “Te escucho”. Dania observaba por la ventana. “Me presente en el bar de Román, yo cante y… estaba eufórica, la gente me aplaudía y gritaban fue increíble hermana luego… Luego Jonny me felicitó y... nos abrazamos y… y después me beso... yo… yo correspondí el beso”. Dalia explicaba mientras hablaba con voz nerviosa y temblorosa, mordía un poco sus uñas. “Es tu esposo y esto está mal hermana es
Después de un rato de terminada la presentación, Dalia regreso a la mesa con Román, quien estaba platicando con el hombre, este era esbelto, de tez clara, cabello castaño claro y ojos azules, llevaba un traje negro a la medida con un gran Rolex en la muñeca evidenciaba que era elegante y rico. Román se percató que este hombre era de los importantes, pero realmente no se le hacía nada conocido. Ambos estaban en una plática muy amena, Dalia llevaba una bebida en sus manos, la posó en la mesa, sonrió a Román y a el hombre solo lo saludo asintiendo. Aunque ya no llevaba la vestimenta que usó en el escenario, su moño seguía en la coleta, esto no pasó desapercibido por el hombre y sonrió para sus adentros, reconociendo la identidad de la mujer que estuvo en el escenario. Román no notó nada inusual y los presentó.
Lunes en USA… Dalia despertó temprano para alistarse y desayunar con Daniel, tenían una reunión importante hoy, Jonny llegó por la madrugada y estaba dormido cuando ellos salieron a la empresa. Al llegar, Dalia fue a su oficina, lo primero que hizo fue llamar a recursos humanos. “Hola buen día, necesito una asistente” Desde el otro lado del teléfono. “Claro, el Señor Jenkins nos avisó, tengo algunos candidatos”. “No quiero candidatos, me gustaría que me mandes a Carolinas Ruiz es de marketing”. “Señorita Dalia, la joven Carolina tiene solo algunos meses en la empresa, puedo mandarle a alguien más preparado”. “No, la quiero a ell
Dalia busco en su teléfono un restaurante para poder comer con Robert, encontró varios y leyendo las reseñas escogieron un lugar donde hubiera platillos italianos. La comida fue agradable, comieron en silencio, pero a gusto, Robert estudió a Dalia en todo momento y después de un tiempo rompió el silencio entre ellos. “Dalia, me he quedado atónito al conocerte, eres muy bella como tu hermana, pero cada una tiene una personalidad especial, eso las hace únicas”. Dalia se sonrojo un poco. “Gracias… creo… mi hermana y yo tenemos poco de conocernos, estuvimos tantos años separadas, creo que eso influyó en nuestra personalidad como usted dice”. “Dime Robert, no me gusta que me llames de usted, estaré poco tiempo aquí, me gustaría ser tu amigo”. “Está bien ... Robert”. Ella
Rob era un hombre alto y esbelto, llevaba un short corto negro de playa estampado de dibujos veraniegos, una camisa de tirantes negra que dejaban ver su cuerpo bien trabajado, era muy guapo, sus ojos eran azules, de tez clara y cabello castaño claro. Dania terminó la conversación, porque este hombre era un engreído, pero claro un engreído muy guapo. “Tengo que irme, nos vemos”. “¡Vaya!, es la plática más corta que he tenido con una mujer bella en toda mi vida,antes de ser rechazado”. Dania solo se rio, le dio la espalda y caminó hacia la salida de la playa, no sin antes decirle adiós con la mano desde lejos. El solo sonrió y esperó a que ella saliera de la playa. Dania regresó a la casa de alojamiento que rentó durante estas semanas, ya había viajado a otro país ante