Elías la abrazó y le sonrió diciendo. “Mi esposa está en lo correcto”.
Salieron de la oficina hacia el ascensor, Dalia del brazo de Elías muy sonrientes y Salvador platicaba con Azucena.
Valery se quedó parada llena de coraje.-Esto no se quedará así- pensó.
Elías y Salvador llevaron a las chicas a un restaurante muy elegante, pidieron los mejores platos y una botella de vino que estuvo delicioso, Elías notaba la diferencia en Dalia, definitivamente no era la misma, la antigua siempre tenía pena de hablar y no se familiarizaba con los demás tan fácilmente, esta nueva Dalia sabía mucho de mundo y sus conversaciones eran entretenidas y animadas a veces sospechaba que era otra Dalia, pero sabía que eso era imposible, ¿Cómo podría haber dos Dalias?
Salvador también tenía
Al día siguiente Dalia despertó se dio cuenta que abrazada de Elías quien seguía durmiendo sin camisa, se levantó lentamente para no despertarlo y camino al baño para lavarse, cuando salió Elías se levantaba de la cama. “¿Cómo amaneciste?”. Le preguntó él poniéndose las sandalias y la playera. “¡auch!, Tengo resaca”. Se tocó la cabeza y masajeo las sienes. “¿Y tú?”. “No bebí tanto como tú”. Dijo sonriendo. “hasta hablabas en tercera persona”. “¿Tercera persona?”. Dalia frunció el ceño y después una mirada de asombro. ¿Que… ¿Qué fue lo que dije?”. Camino hacia la ventana para esconder su rostro asustado. “Dijiste… Dalia no dijo que tenías unos ojos tan hermosos”. El, la observaba para examinar qué hacía mientras se lo decía. Dalia se detuvo y quedó en shock por un momento, se giró para verlo. “¿Hice… algo más?”. Claro que Dalia recordaba lo que hizo ayer, beso al esposo de su hermana a su cuñado y casi un poco más que eso, esto no estaba dentro de sus planes y sabía que Dalia amab
“Dalia nunca me haría eso”. Magdalena estaba asustada y a punto de llorar. “Magdalena cuando ella sepa que la cuidaste cuando era niña solo para que se encariñara contigo y no la culparas cuando fuera mayor, ¿Crees que ella te perdonara?”. “Pero yo no la cuide por eso… yo solo… pensé… que si le daba el amor… que le faltaba de su madre… ella… me…” Magdalena lloraba. Teresa la interrumpió. “Entiende que el daño está hecho y tendrás que pagarlo, así que lo mejor es que cierres la boca”. Ella salió de la casa, Magdalena regresó con los invitados, la fiesta ya no fue lo mismo, terminaron y todos se despidieron de Magdalena. …………………………………………………… En USA…
Dalia se sentó cerca del escritorio, Román le ofreció algo de beber y aceptó un jugo. “Dime Dalia, como quieres trabajar en el bar”. Román tomó un sorbo de su vaso. “No tengo ninguna experiencia en el escenario, las veces que ayude a mi padre siempre era tras de bambalinas… tengo miedo, pero si quiero intentarlo”. Dalia hablaba tranquilamente con Román. Román sonrió. “Tengo algunas ideas que te pueden servir, qué tal si planificamos todo para la noche del viernes”. “Me parece bien”. Dalia asintió alegre. “Bien, hablemos de…” Le contó sobre lo que pensaba a ella le gusto el plan de Román. Solo había que prepararse para el viernes, ese día Jonny tenía presentación en el bar, pero Dalia lo haría primero
“Iré a ver algo en el escenario y veré por qué tarda Dalia, tranquilo”. Jonny solo asintió y se quedó en su asiento. Román entró tras bambalinas viendo a Dalia muy nerviosa. “¿Qué pasa?, no te puedes arrepentir, no tengo otro cantante”. Él tomó de los hombros para que lo viera a la cara. “Creo que no puedo, estoy muy asustada, esta no soy yo”. Se apuntaba a ella misma. “Dalia ¿Estas… segura que quieres seguir siendo esa chica frágil y sumisa?”. “No… pero...” “Pero nada, además llevas el antifaz, nadie te conoce aquí y los bailarines ayudarán a entretener al público, tú solo canta”. Ella respiró hondo y asintió. Román la animó y
(Nota: a partir de aquí al referirse a la *Dalia* en México estamos hablando de Dania que está usurpando su lugar). Días antes en México… Dalia se vistió para poder llegar a la empresa, había decidido ayudar a Azucena cantando en el programa, así podría estar cerca de Elías y le haría la vida imposible a Valery. Bajando las escaleras, encontró a Elías desayunando, pidió que trajeran su desayuno y se acomodó en la mesa cerca de él. “¿Tendrás mucho trabajo hoy?” Le pregunta Dalia. “Lo normal, ¿Por qué?”. Elías dejó sus cubiertos para observarla. “Acepte trabajar con Azucena en su programa… podríamos comer juntos”. E
Elías conectó su celular al carro y realizó una llamada. “Alcántara, necesito que investigues a una persona, mandaré los datos que tengo por mensaje y quiero saber todo lo que hizo mi esposa durante los últimos dos meses”. Él cuelga y mientras que va camino a la oficina llegan los recuerdos de todo lo que ha pasado recientemente, el cambio de Dalia… su forma de actuar. -No, esta no es Dalia, es una impostora, esta mujer me trae loco, no puedo quitármela de la cabeza, pero… no puedo confiarme, necesito averiguar qué está pasando-. Suspiro pesadamente. ……… Después de calmarse un poco por lo que pasó con Elías, Dalia respiró profundo y entró a la casa, Teresa se encontraba tomando vino en la sala, la última vez que se vieron fue en la fiesta de Magdalena que se arruinó por ella. “¿Dalia qué haces aquí?”.
Dalia se escondió como pudo para seguir escuchando lo más silencioso posible. El hombre tomó un sorbo de su cerveza y le dijo. “Necesito más dinero”. Teresa resoplo. “Te acabo de dar una buena cantidad ¿Qué hiciste con ella?”. “Los materiales que usamos sabes que son difíciles de conseguir, además mi amigo necesita algunos productos nuevos que llegaron al mercado”. “Dile a tu amigo que le damos suficiente dinero como para que pida más, ¿Cómo es posible que después de tantos años sigan sin nada? Tú y ese tipo son un barril sin fondo”. El hombre se levantó molestó del sillón pateando todo lo que había alrededor. “Crees que es fácil para nosotros, estamos en el mismo bote Teresa y sabes que para todas tus locuras se necesit
Dalia le explicó. “Cuando yo tenía 6 años conoció a un hombre bueno, mamá se casó tiempo después, un día salieron de viaje, el avión se estrelló y no la encontraron, la dieron por muerta después de una larga búsqueda, han pasado ya muchos años”. Lázaro bajo su mirada con resignación por lo que escuchaba. -Amelia se casó y está muerta-. “Ella… fue feliz con ese hombre, ¿Él la hizo feliz?”. Lázaro preguntó. “Si, Joel es un buen hombre, nos cuidó a mi mamá y a mí, tengo un hermano se llama Daniel Jenkins”. “¿Jenkins?”. Lázaro preguntó abatido. Dalia asintió diciendo. “Joel Jenkins, él también está en la ciudad trabaja en la empresa con Elías, me está ayudando aquí para encontrar pruebas en contra de Teresa”. Lázaro estaba e