Su asistente afirmó. “Vi a la señora Dania salir de la casa como a las 4 o 5 de la mañana, yo iba llegando de una fiesta señor”.
“¿Dania?”.
“Si, señor, no pude hablar con ella porque subió muy rápido a un taxi”.
“Vámonos”. Elías le pido que lo llevara al aeropuerto mientras llegaba a su destino seguía viendo el arete perdido en sus pensamientos.
De regreso a USA.
Dalia y Robert llegaron a un restaurante, él llegó a la ciudad para saber si había noticias de Dania, pero todo seguía igual.
“¿Cuánto tiempo te quedarás?”. Preguntó Dalia.
“Solo unos días, tengo una reunión con Daniel mañana, veré a los investigadores más tarde”.
Dania y Eugenio regresaron a la mesa, Ella pidió un gran postre y lo comió despacio haciendo tiempo pidiendo que las mujeres la ayudaran. Por su parte las dos mujeres hablaron con uno de los meseros y las llevaron a la cocina donde hablaban con el encargado, este llamó a la policía. Eugenio pagó la cuenta sin notar ningún cambio hasta el momento. “Vamos se hace tarde” se levantó. Dania lo tomó del brazo. “Por favor déjame descansar de tanto que comí, solo unos minutos más”. Eugenio la miró, sabía que ella no había salido desde hace meses. “Está bien, solo unos minutos”. Ella sonrió y se relajó un poco. Pasaron algunos minutos, Dania cabizbaja se levantó de la mesa, triste porque las mujeres no la ayudaron, caminaron hacia la puerta Eugenio parecía muy contento sonriente abrazando y acariciando a Dania.
La enfermera entró junto con la doctora. “Buenas tardes”. Los saludo a todos llevaba una máquina con ella. “Bueno Dania, como me pediste, hagamos el ultrasonido con calma, checaremos los latidos y podrás saber el sexo del bebe”. Dania sonrió. “Si, ellos son mi familia, pueden quedarse”. La doctora empezó su trabajo, de repente se escuchó el sonido de los latidos constantes y rápidos del pequeño bebe, todos sonreían y Dania estaba feliz. Dalia apretó la mano de su hermana sonriendo, si ella era feliz con el bebe ella la apoyaría. “Este bebe está muy sano, se mueve mucho y será un varón”. Comentó la doctora. La doctora terminó y salió. Todos miraban expectantes a Dania, no sab
Entraron a una tienda, Valery pagó los cafés y se dirigió a la máquina del café para servirlo, Elías miraba su celular disgustado, quería irse rápido de ahí, Valery aprovecho esto para agregar una pastilla al café de Elías y la disolvió con una pajilla rápidamente. Valery le entregó el café y le dijo. “Conseguí trabajo en una pequeña compañía televisora nueva, tendré un programa de revista, quería agradecerte por todo y por darme trabajo este tiempo”. Elías tomó un sorbo y Valery lo miraba sonriendo. “Espero que cumplas tu promesa, después de hablar hoy contigo, no vuelvas por aquí”. Valery sonrió. “Yo siempre te ame, aunque no lo creas, pero sé que me equivoque”. Elías volvió a tomar su café. “Todo está en el pasado, no
Salió del aeropuerto hacia un hotel cercano, necesitaba descansar un poco antes de ir a buscar a Elías, todavía estaba muy nerviosa, ella debía explicarle todo lo que pasó y decirle que este bebe podría ser de él. Al despertar ya era de noche, salió a cenar en algún restaurante, la comida era deliciosa y en su estado la disfrutaba mucho más. Valery entró al mismo restaurante buscando una mesa y lo que se encontró fue a Dania, ella sonrió y caminó hacia ella. Sentándose en la silla que quedaba frente a ella. Valery sonreía. “Vaya volviste”. Dania la observó frunció la frente. “¿Qué quieres?”. “Solo quería saludarte, te fuiste de repente y ahora apareces como si nada, al parecer las cosas con Elías no van bien verdad”.
En USA, pasaron las dos semanas en que Dania debería descansar, ella regresó a trabajar en la empresa para distraerse, ella se quedó encargada del departamento de diseño y Dalia como directora de publicidad, Daniel seguía al frente de la empresa. Las hermanas se turnaban para llevar a Lázaro a las terapias, se recuperaba muy rápido, buscaban una casa cerca de la mansión para que Lázaro se mudara, no podía seguir en la mansión, aunque él y Amelia decidieron ser amigos era un poco incómodo. Lázaro empezaba a usar la andadera y podía moverse en la habitación, Marissa y Pablo lo ayudaban mucho, ese niño era un sol para la familia, el único que seguía sin aceptarlo era Jonny. Marissa sabía que el tiempo en la casa se terminaba, debía hablarlo con Pablo que era el más renuente a irse. Lázaro la observaba y preguntó. “¿
Dalia la abrazo de los hombros. “No digas eso, ya vez que Robert sigue mandándote mensajes, él está interesado en ti”. Dania suspiro. “¿Cómo crees que va a aceptar a una mujer embarazada de otro?, él no merece una mujer con tantos problemas”. Dalia la miró confundida. “¿Máximo no es un problema Dania?”. “No lo digo por eso… cuando Eugenio…” Ella suspiro. “Cuando Eugenio abusó de mí, algo dentro de mí se rompió... soy una mujer rota, necesito sanar”. Ella lo decía con la mirada lejana. “Quería buscar a Elías para que supiera del bebe, si era su hijo lo viera crecer, pero mi intención no era quedarme con él, yo no puedo estar con un hombre, los malos recuerdos me invaden y aunque el psicólogo dice que con el tiempo lo superare, creo que pasará muchos años”.
Jonny y Dalia se quedaron solos, salieron a la playa a caminar juntos. Ninguno hablaba solo disfrutaban de la noche fresca, Dalia lo miraba de reojo que estaba muy nervioso. “Quiero regresar a mi habitación”. Le expuso ella. Jonny la miró y la acompañó hasta la puerta. Ya era tarde y su familia dormía, el pasillo solo tenía algunas luces tenues y la luz de la luna entraba por el ventanal al final del gran pasillo. Dalia se detuvo en su puerta abriéndola. Jonny estaba a punto de irse, pero ella lo jalo hacia adentro de la habitación y cerró con llave. Dalia se arrojó a él pegándole en la puerta, lo besaba hambrienta, él cedió instantáneamente a sus besos la rodeo con sus brazos para profundizar el beso. Se detuvieron por
La miraba detenidamente, ella estaba cantando una de las canciones que él recordaba. Ella sintió que la observaban y levantó su cara encontrándose con Lázaro que la miraba. Se quitó los audífonos y nerviosa preguntó. “¿Qué hace aquí?”. Lázaro sonrió y se acercó. “Vine para saber por qué la mujer que me cuido por tanto tiempo me abandonó cuando desperté”. Ella se ruborizo. “Solo quise ayudar”. Lázaro se acercó poco a poco. “¿Por qué te alejaste? ¿Por qué no quedarte? Y hablar”. “Usted no me conoce, no sabe de mi existencia, soy una desconocida, ¿Qué quería que dijera? -Lo cuide todo este tiempo soy Angela y quiero ser tu amiga-”. “Eso es lo que debiste hacer, te vas después d