El señor Carlos y Anita notaron que no había nadie en el patio solo los niños jugando con Angela, el doctor y su familia. Se levantó y entró a la casa, todos estaban reunidos en la sala.
“¿Qué pasa por que todos están adentro?”. Preguntó el confundido.
Amelia alzó su rostro, vio a su padre, se levantó y caminó rápidamente hacia él. “¡Papa!”. Lo abrazo fuertemente antes de que él reaccionara.
El señor Carlos de la impresión la apretó fuerte sintiendo un dolor en el pecho. Amelia sintió como su padre caía. “¡Papá! ¿Qué pasa?”. Joel y Daniel lo levantaron acomodándolo en el sillón, mientras le gritaban al doctor y a Marissa, suerte que estaban en casa.
Ellos entraron y ayudaron al señor Carlos dando los primeros auxilios, lo llevaron arriba donde estaba Lázaro, había to
Regresaron al puerto, como ella adivino se necesitaba de barcos que pudieran buscar a las personas y los restos, ya que era una zona con pocos habitantes, se quedó junto a Samuel en un pequeño restaurante. Loreta regresó por la noche a su mansión que estaba ubicada cerca de ahí, era muy grande, tenía un gran jardín y en el patio trasero quedaba la orilla del mar, le gustaba estar en lugares aislados de la gente. Al día siguiente, los sirvientes que trabajan por algunas horas en la mansión hablaban del accidente. “Dicen que en el avión iban una pareja, el piloto y la azafata” “Si, encontraron al piloto y a la azafata muertos. “El hombre estaba vivo pero muy grave”.
Samuel era una persona ocupada y dedicada a su carrera, salvaba muchas vidas, no tendría el tiempo para educar de manera correcta a Lucas y ella no permitiría que el dejara de buscar a alguien a quien amar, por convertirse en padre de un niño que no era de él. Más tarde Loreta trabajaba en su despacho, Samuel entró, tomó los documentos de la investigación para leerlos, cuando terminó la miró fijamente. “Ella es compatible…” Loreta se levantó del escritorio y caminó hacia la ventana, empezó a llorar sin control Samuel la abrazo. “Tienes una oportunidad Loreta, te das cuenta, hay una oportunidad”. Cuando se calmó le dijo: “Pero ella está embarazada ¿No puede ser donante por el momento?”. “Esperemos a que despierte y hablem
Amelia a pesar de tener poco de tratarlo, lo conocía bien. “¿Quieres cargarla?”. Él asintió, Amelia se levantó de la mecedora y puso a la pequeña en los brazos de Lucas, la observaba detenidamente, sus brazos, sus labios, sus ojos, su boquita, era tan pequeñita y frágil, acaricio su mejilla tal como lo hizo Amelia. Levantó su cabeza y miró fijamente a Amelia. “Yo prometo que el resto de mi vida la protegeré”. Amelia sonrió y asintió hacia el pequeño, se veía tan decidido. “No he pensado en el nombre de esta bella damita, ¿Cómo crees que deba llamarse?”. Ella le preguntó a Lucas. Lucas lo pensó un poco y miró hacia el paisaje de la ventana, giró para ver a Amelia y le dijo. “Marina… ella nació cerca del mar…” Amelia sonri
Amelia escuchaba mientras sentía que su pecho dolía, su cabeza también. “¿Mi familia?”. Loreta suspiró. “Si, ellos viven en USA, en el accidente ibas con tu esposo Joel Jenkins”. Las lágrimas de Amelia caían sin control. Loreta siguió. “Tienes dos hijos, Dania y Daniel, a tu padre”. Ella trató de tomar la mano de Amelia, pero esta se negó. “Amelia… te salvaste de milagro, si no te hubiera encontrado hubieras muerto en la playa, te salvamos la vida a ti y a Nina, creó dentro de mi corazón que tú eras un ángel mandado del cielo, para salvarme”. “¿Por qué mentirme, porque alejarme de mi familia?”. Amelia le gritaba enojada. “Lo siento de verdad, sé que no lo entiendes y crees q
Amelia decidió llevar a Lucas con ella, pero se quedaría hasta que Loreta los dejara, las especificaciones de la herencia eran simples y claras, al morir Loreta la mitad de todos sus bienes serían de Amelia, la otra mitad era de Lucas y Amelia era albacea, si por algún motivo a algunos de ellos dos les pasaba algo, su parte iría a casas de beneficencia, por el temor a que los familiares pudieran atacar a Amelia y Lucas, así podría protegerlos de la maldad de la familia de Loreta.En vida donó una gran suma de dinero a Samuel para seguir con la investigación y tratar de encontrar cura para los diferentes tipos de cáncer o mejores tratamientos menos invasivos al cuerpo. Esperaba que las personas que lo padecieran no tuvieran que pasar lo que ella sufrió en este tiempo. Un año y medio después Loreta murió, en este tiempo transcurrido, Samuel y Amelia ayudaron a Loreta a tener un mejor final, fue duro y doloro
Marissa lo observaba. “¿Se siente bien?”. Lázaro la miró y sonrió. “Si, me gustaría conocerla”. “Claro, le llamaré”. Dalia entró junto con Joel y Jonny. “Papá tengo algo que decirte”. Lázaro los miró y se angustió por un momento, recordaba que Dania estaba desaparecida antes del incidente. “¿Encontraron a Dania?”. El preguntó. “No papá, no hay pistas, en estos días haremos el llamado a los medios para la búsqueda”. Dalia lo observaba. “Sé que estás recuperándote, pero es importante que sepas algo…” Lázaro la miraba esperando. “Teresa murió, fue atropellada cuando la policía la perse
Su asistente afirmó. “Vi a la señora Dania salir de la casa como a las 4 o 5 de la mañana, yo iba llegando de una fiesta señor”. “¿Dania?”. “Si, señor, no pude hablar con ella porque subió muy rápido a un taxi”. “Vámonos”. Elías le pido que lo llevara al aeropuerto mientras llegaba a su destino seguía viendo el arete perdido en sus pensamientos. De regreso a USA. Dalia y Robert llegaron a un restaurante, él llegó a la ciudad para saber si había noticias de Dania, pero todo seguía igual. “¿Cuánto tiempo te quedarás?”. Preguntó Dalia. “Solo unos días, tengo una reunión con Daniel mañana, veré a los investigadores más tarde”.
Dania y Eugenio regresaron a la mesa, Ella pidió un gran postre y lo comió despacio haciendo tiempo pidiendo que las mujeres la ayudaran. Por su parte las dos mujeres hablaron con uno de los meseros y las llevaron a la cocina donde hablaban con el encargado, este llamó a la policía. Eugenio pagó la cuenta sin notar ningún cambio hasta el momento. “Vamos se hace tarde” se levantó. Dania lo tomó del brazo. “Por favor déjame descansar de tanto que comí, solo unos minutos más”. Eugenio la miró, sabía que ella no había salido desde hace meses. “Está bien, solo unos minutos”. Ella sonrió y se relajó un poco. Pasaron algunos minutos, Dania cabizbaja se levantó de la mesa, triste porque las mujeres no la ayudaron, caminaron hacia la puerta Eugenio parecía muy contento sonriente abrazando y acariciando a Dania.