22.- La distracción

AMELIE.

La noche estaba inquietante, algo en el aire o el ambiente estaba perturbándome. Tenía que ser justo cuando estábamos con los padres de Rainer. Gracias a los Dioses el castaño se dio cuenta de mi estado, mis poderes se habían enloquecido cuando terminamos de cenar, pero los había mantenido a raya, hasta ahora.

Pero ahora, con Rainer atacando ferozmente mis labios y el fuerte agarre de sus manos en mis muñecas me tienen la mente nublada. Solo puedo pesar en él y sus labios.

Su cuerpo se apegó bruscamente a mío, haciéndome gemir contra sus labios. El castaño se separó de mi un poco.

–¿Esa es una buena

Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Escanea el código para leer en la APP