Las manos de Jun sudaban descontroladamente debido a los nervios. Había una tensión tan espesa en el aire de la mansión que se podía cortar con un cuchillo. Una vez se acercaron al salón de invitados, se puso alerta al ver a su padre esperándolo afuera. Su padre miró a su mamá con afilados ojos y esta tembló ante su escrutinio. "Entra primero, Juliette." Dijo con firmeza. Su mamá le lanzó una mirada furtiva y Jun le sonrió a pesar de que el gesto le costó bastante. La mujer entró al salón y al escuchar la puerta cerrarse nuevamente, su padre lo miró con ojos repletos de desprecio. Sintió cómo la postura de Nikolay a sus espaldas se endureció y sus feromonas se volvieron un tanto agrias, pero su padre pareció no notarlo. "Trata de no decir tonterías ahí dentro. No lo tomaré de buena manera si me avergüenzas una vez más, Junne." Se sentía extraño escuchar su nombre en boca del Alfa desde que había regresado. Siempre trató de no decirlo o de simplemente referirse a él como Omega, d
**Este capítulo contiene descripciones de acoso sexual que podrían ser consideradas perturbadoras. Proceda con precaución.*** El ardor que sentía solo hacía que se retorciera sobre las pegajosas sábanas. Nunca había sentido un dolor tan indescriptible a su corta edad. Estaba medio inconsciente, por lo que todo lo escuchaba como si estuviera bajo una gruesa capa de hielo, y gimió ante la incomodidad, sin fuerzas para mover alguna parte de su cuerpo. Los sollozos de su madre—a medida que limpiaba las heridas en sus manos causadas por su padre—era prácticamente lo único que escuchaba en medio de su delirio. "Ya han pasado dos días, Martha." Su mamá acarició su cabello suavemente. "¿Por qué no baja la fiebre?" "Es posible que sea por el estrés, mi señora." Sintió sus cálidos dedos, deslizarse por sus mejillas, removiendo sus lágrimas. "Mamá... lo siento." Murmuró Jun, con desasosiego. Juliette estaba afligida, su expresión completamente destrozada. Se sentía inútil al pensar que to
Jun se alejó del Alfa a pesar del reducido espacio, acercándose al otro extremo y vio cómo el hombre seguía sus movimientos detenidamente. Solo su repugnante olor hacía que su piel se erizara y el rechazo era desproporcionado, algo que nunca había experimentado. El sueño despertó un miedo que había olvidado y la verdad era que no lo quería cerca de él. "Abriré las ventanas para que entre más aire," Nikolay explicó, en un suave tono. Estaba alerta, el cambio de humor en el Alfa era desconcertante al compararlo con hace apenas unas horas—fue aterradora la forma como los atacó, y se preguntó si su mamá y aquel Omega se encontraban bien. "¿Fuiste tú?" Preguntó, mirándolo fijamente. "La persona que entraba a mi apartamento y quien me atacó la última vez. Eras tú, ¿no es así?" "Sí..." Jun recordó los regalos que recibía de forma anónima e incluso aquel altercado que tuvo la primera vez que conoció a Brendan y su sorpresa solo aumentó. "¿Desde cuándo me estás siguiendo?" Nikolay lo mi
Brendan prestó atención a la conversación con paciencia, escuchar la voz de Jun después de todo lo que había sucedido generó un extraño sentimiento en su pecho. Chasqueó su lengua al entender mejor por qué los Omegas se quejaban tanto de la falta de autonomía. Durante la incómoda reunión, Jun solo pronunció unas pocas palabras, debido a que los Alfas a su alrededor fueron quienes lideraron la conversación, lo cual era ridículo—el resultado solo le afectaría a él. Después de todo era su vida. "Me gustaría tener una conversación privada con Junne. Para que así sea más cómodo y diga cómo se siente. Este ambiente es muy tenso," Escuchó hablar a aquel Omega que le daba mal espina, había hecho unos comentarios que le hicieron cuestionar su rol allí. Hubo un silencio por varios minutos una vez salieron del salón, incluso podía sentir la tensión a través del teléfono. Ernesto, como si no pudiera contenerse, continuó con sus inútiles comentarios. "¿A caso no hay Omegas en Italia?" Se mofó e
Al llegar a uno de los primeros parajes organizados por su equipo, se detuvo y salió para ver qué sucedía. Había un Alfa conversando con sus hombres, viéndose nervioso ante el gran grupo fornido e intimidante de la Cosa Nostra. Era claro que eran peligrosos."¿Quién es este?" Preguntó en un tono gélido, haciendo que el hombre se alarmara."Es solo un transeúnte. Vio algo sospechoso al tomar un atajo.""¿Y eso qué sería?" Indagó.El hombre aclaró su garganta. "Había dos personas en uno de los caminos en esta área. Es un atajo que solo quienes han vivido en el área conocen, es una buena forma de evitar el tránsito..."Al parecer entendió lo irrelevantes que se volvieron sus palabras, ya que se detuvo. Miró a sus hombres y luego a Brendan, y continuó."Era un Alfa junto a un Omega—""Descríbelo.""¿Qué?""El Omega."El Alfa tragó en seco y movió sus manos con ansiedad."Era rubio, y de ojos azules... Muy atractivo." Agregó esto último como si fuera necesario.Brendan caminó a su auto al
"Eres mío." Rugió el hombre con una expresión sombría en su rostro. "Mi Omega."Nikolay se acercó a él agresivamente y lo tiró al suelo. Jun trató de luchar, pero su fuerza no se asemejaba a la del Alfa—era solo un niño. Sintió un dolor en su cuello y un grito horrorizado salió de su boca ante el dolor."Por favor... detente."'Junne.'Una voz a lo lejos llamaba su nombre, pero no podía concentrarse en ella. Trató de entender lo que enunciaban pero se escuchaba tan entumecido, como si hubiera un muro impidiendo que llegara el sonido.El ardor en su cuello no cesaba e ignoró el sentimiento tan extraño que experimentaba.Todo a su alrededor estaba cubierto en una neblina luego del cambio de escenario—sus ojos estaban desenfocados, e incluso ahora que se encontraba en su yo del presente, no aquel Jun pequeño y asustadizo—tenía miedo.Todo era tan siniestro, estaba completamente solo frente a la inmensa sombra de la figura a su frente. Solo ojos pálidos resaltaban y lo observaban con obs
Jun se despertó esa mañana con una bienvenida tranquilidad. Estaba de buen humor, ya que no había sido atormentado por una de sus insoportables pesadillas. Miró a su alrededor y el cuarto estaba vacío, lo cual era extraño, ya que una vez recuperó la conciencia, nadie lo dejaba solo. Se paró de la cama, y delicadamente tocó su abdomen, sonriendo suavemente al recordar que los exámenes de seguimiento habían salido bien—pero debía ser muy cuidadoso, puesto que su embarazo era de alto riesgo. Incluso podía sentir la tensión en el aire cada vez que el doctor hablaba de los bebés delante de Brendan y sus familiares, y lo entendía. Se dirigió al baño y se miró al espejo detenidamente—notando lo desarreglado que estaba su largo cabello, y colocó los mechones que estorbaban detrás de sus orejas. Habían pasado dos semanas desde que había sido ingresado en el hospital—todos habían insistido en que debía quedarse más tiempo para asegurarse de que todo estuviera bien. Y más aún debido a que en
Jun se cambió a las ropas que le habían llevado. Eran un cómodo y suave conjunto, el cual claramente había sido escogido por Ambrose. Era totalmente el estilo del Omega y debió admitir que le quedaba bien. La puerta de la habitación se abrió y Ambrose entró al lugar, acompañado de Juliette. Su mamá se veía preocupada pero feliz de verlo, y Jun le sonrió a ambos. "¿Estás listo para irnos?" Preguntó el Omega sarcásticamente con una pícara sonrisa, notando su inquietud. "No puedo esperar." Dijo al reírse y luego miró a su mamá. "¿Iras con nosotros?" Juliette asintió. "Me quedaré por un rato. Si te parece bien." Asintió genuinamente, ya que le gustó escucharlo. Además, quería estar un momento a solas con su mamá, ya que tenía tantas preguntas. Los siguió a ambos fuera de la habitación. Las miradas curiosas de los enfermeros y doctores se dirigían hacia ellos, lo cual lo hizo sentir un tanto incómodo. "¿Por qué nos miran así?" Murmuró. Su mamá y Ambrose siguieron su mirada y obser