Luzma Estaba completamente concentrada en mis tres pequeños mientras jugaban en el parque. Los risueños gritos de Amina y Diego se mezclaban con el sonido de sus pasos apresurados sobre el césped, mientras Alisson intentaba seguirles el ritmo con una sonrisa radiante en su carita. El parque cercano a nuestro departamento se había convertido en nuestro lugar favorito para pasar las tardes. Los árboles proporcionaban sombra refrescante y las flores de colores vivos rodeaban el área de juegos, creando un ambiente de ensueño. Me senté en una banca, observando a mis hijos mientras corrían y reían sin preocupaciones. Tenía planeada una hermosa cena para esta noche. Damon, mi esposo, se había ofrecido a cocinar, lo que siempre era una aventura, ya que nunca sabíamos exactamente qué iba a preparar. Sonreí al recordar la última vez que cocinó. Los panqueques que intentó hacer esa mañana terminaron siendo más bien tortillas gruesas, pero su esfuerzo y la risa que compartimos hiciero
Damon Chrysler Cuando Luzma no llegó a la oficina después de dos horas de haber salido antes que yo, comencé a preocuparme. Era raro que no me avisara de algún retraso. Intenté llamarla varias veces, pero su teléfono seguía sin señales de vida. Una inquietud creciente se apoderó de mí, y mi corazón latía con fuerza. Sabía que algo no estaba bien. —Vamos, Luzma, contesta el teléfono, — murmuré para mí mismo, escuchando el tono de llamada que se cortaba después de unos cuantos timbrazos. La incertidumbre empezaba a convertirse en miedo. Decidí llamar al colegio de los niños para ver si había alguna pista sobre su paradero. La secretaria del colegio atendió el teléfono con su habitual tono profesional. —Buenos días, Colegio St. Mary, habla Ana. ¿En qué puedo ayudarlo? — Pregunta la mujer. —Hola, Ana, soy Damon Chrysler, el papá de Amina y Alisson. ¿Podrías decirme si mi mujer dejó a las niñas esta mañana? — Indagué —Sí, señor Chrysler. La señora Luzma dejó a las niñas a
Luzma Hoffmann No podía moverme porque estaba esposada de pies y manos. Las cadenas eran frías y pesadas, mordiendo mi piel con cada intento de liberarme. No veía absolutamente nada porque la habitación estaba oscura, un vacío que aumentaba mi desesperación. Gritaba, mi voz resonando en el silencio, pero nadie me escuchaba. El eco de mis propios gritos era lo único que me respondía. Las lágrimas corrían por mis mejillas mientras me preguntaba dónde estaba Damon, dónde estaban mis hijos. El miedo me consumía, y sentía que cada segundo en esa oscuridad me alejaba más de mi familia. De repente, escuché el sonido de una puerta abriéndose. Mi corazón latía con fuerza, una mezcla de esperanza y terror. ¿Quién podría ser? ¿Ayuda o una nueva amenaza? La figura se movió en la oscuridad y se acomodó encima de mí. Sentí su peso sobre mi cuerpo y el pánico me invadió. Intenté gritar, pero una mano áspera cubrió mi boca, sofocando mis gritos. —Shhh,— susurró una voz áspera y malintencion
Estoy completamente enfadado en la mansión. Aquí se encuentran mis padres y los padres de Luz Marina. Estamos charlando sobre el rescate. Mis padres se han ofrecido a pagar la mitad del rescate, y la otra mitad la han obtenido los papás de Luzma. James, el padre de Luzma, no deja de agradecerle a Harry, mi padre.—Harry, no sé cómo podré agradecerte todo lo que estás haciendo por nosotros. Esto es... esto es demasiado —Agradeció James, con voz temblorosa y ojos llenos de gratitud.—James, no hay nada que agradecer. Luzma es como una hija para nosotros y la madre de mis nietos. Haremos todo lo que sea necesario para traerla de vuelta —respondió mi padre, con voz firme y comprensiva.Raquel, la madre de Luzma, sollozaba abiertamente. Era la primera vez que la veía así, y era evidente que estaba profundamente afectada.—Estamos eternamente agradecidos. No sabemos qué haríamos sin su ayuda —dijo Raquel, tratando de controlar sus lágrimas.Sentí una ola de ira recorrerme. No debería haber
Luz MarinaEstaba muy asustada al lado de Nicolás y sus hombres. La oscuridad de la habitación y el silencio tenso solo aumentaban mi miedo. Mis manos estaban atadas con fuerza y podía sentir el frío del metal en mis muñecas. Intenté mantener la calma, recordando a mis hijos y a Damon, esperando que pronto vinieran a rescatarme.De repente, la puerta se abrió bruscamente y la luz inundó la habitación, cegándome por un momento. Dos hombres entraron arrastrando a alguien. Mi corazón se detuvo al ver que era Damon. Dos hombres lo tenían sujeto, y su nariz estaba rota, con sangre goteando por su rostro.—¡Damon! —grité, mi voz quebrándose por la desesperación y el miedo.Nicolás se acercó a mí, una sonrisa cruel en su rostro.—Mira, aquí está tu héroe. Parece que no lo ha pasado muy bien, ¿verdad? —dijo, su voz goteando veneno.— Señor, este imbécil tenía un rastreador ya lo hemos destruido — Le informa a Nicolás uno de sus hombres.Damon levantó la vista hacia mí, su expresión mezcla de
Luz Marina Hoffmann Cuando abrí los ojos, me di cuenta de que estaba en una cama de hospital. El olor a desinfectante y el sonido constante de los monitores me sacaron de mi confusión inicial. Lo último que recordaba era ser secuestrada y luego rescatada por mi esposo Damon. Mi corazón latía con fuerza al pensar en él y en mis hijos, deseando con todas mis fuerzas saber que estaban a salvo.Antes de poder procesar mis pensamientos, la puerta se abrió y vi a mi padre entrar en la habitación. Sus ojos estaban llenos de preocupación y alivio. Se acercó a mi lado y tomó mi mano con firmeza, como si temiera que pudiera desaparecer si la soltaba.—Papá —mi voz salió débil, apenas un susurro—, ¿qué ha pasado? ¿Dónde están Damon y los niños?Mi padre se inclinó hacia mí, sus ojos llenos de lágrimas reprimidas.—Están bien, Luz Marina. Damon y los niños están a salvo. Damon fue muy valiente... te rescató y se aseguró de que estuvieras a salvo. Está rindiendo su declaración.Sentí una oleada d
Damon Chrysler Después del secuestro de Luzma, me encontraba en un estado de completo shock. Después de matar a Nicolás vi a Luzma desmayarse y a Maxon cargarla en brazos . Mis piernas no respondían, mi cuerpo se negaba a moverse, paralizado por la magnitud de las revelaciones que acabábamos de descubrir. Raquel, la madre de la mujer que amaba, había sido la causante de la muerte de mi padre. Y peor aún, descubrir que mi propio padre había sido un desgraciado, implicado en actos tan despreciables... Era una verdad que no podía aceptar fácilmente. La mezcla de rabia, traición y dolor me mantenía congelado en el lugar. Yo siempre había visto a Raúl hoffmann como un ser perfecto. Maxon, siempre el más práctico, me llamó la atención. —Damon, tenemos que llevar a Luzma al hospital. ¡Ahora! Fuimos interrumpidos cuando llegaron las autoridades. Maxon se subió a una ambulancia con Luzma mientras yo me quedaba para declarar todo lo que había sucedido. Las horas que siguieron fuero
Luz Marina Hoffmann Hace más de una semana que Damon se marchó y no he sabido absolutamente nada de él. Sé que está muy mal por todo lo que descubrió, sin embargo, los niños no dejan de preguntar por él.En este momento me encuentro en el cementerio acompañando a Maxon en el velorio de su padre. Las únicas personas aquí somos la señora Celia y yo. Nicolás era un asesino y nadie lo quería.Conozco a Maxon desde la niñez. Antes que novio, fuimos amigos y me siento obligada a acompañarlo.Mientras observo la austera ceremonia, me invaden los recuerdos de los días que pasamos juntos, la amistad que construimos antes de que las cosas se complicaran. Maxon, de pie junto al féretro de su padre, parece una sombra de sí mismo, la tristeza y la confusión reflejadas en su rostro. Quisiera consolarlo, pero mis propios sentimientos de culpa y preocupación por Damon me paralizan.La señora Celia, la única otra persona presente, se acerca a mí con una mirada de agradecimiento en sus ojos. Aunque no