Rowan Travis se quedó bebiendo unas cuantas copas más con sus amigos y pensaba que esa mujer lo había conquistado con sus ojos grises y ni qué hablar del magnífico cuerpo que tenía, pero su boda era pasado mañana. No había nada qué hacer al respecto, así que se tomó el shot de vodka, pensando que sería el último antes de irse a casa, cuando sintió que alguien le tocaba el hombro y se sentaba a su lado. ¡Era ella! ¡La chica sexy! ¡La novia!-¿Rosalin? – Preguntó confundido mirando para todos lados buscando a las amigas y la vio tomarse dos shots de vodka –-¡No te molestes en buscar a mis amigas! Decidí quedarme porque quiero divertirme ésta última noche como soltera – Dijo Rosalin tomándolo por la corbata y levantándolo de la silla para que la siguiera y ella se volteó a mirarlo con una gran sonrisa para decirle:-¡Hoy quiero olvidarme del mundo y quiero disfrutar éste momento contigo!Rowan, la miró con ojos brillantes y una gran sonrisa se dibujó en su boca. Mientras tanto, el gr
-No te preocupes - Le dijo más serio - En realidad, me gustó que me hablaras así. No debe haber temor entre nosotros. Debemos hablarnos las cosas claramente. Yo quiero que te quede claro que no eres una aventura, ni una mujer que conquiste por ahí. No, señor. A partir de mañana, serás mi esposa para toda la vida, en las buenas y en las malas. Nos apoyaremos, nos ayudaremos. Seremos compañeros de vida que se aman - Dijo y le dio un beso suave en los labios --Por cierto, Anne Marie llamó hace un rato dijo que te espera en la peluquería y que tú sabes dónde es - Dijo el señor Duncan impasible --Me voy. Se me hizo tarde - Dijo tomándose el café y levantándose --¿No vas a desayunar?- Preguntó el señor Duncan --Sólo café. Tengo el estómago como revuelto y necesito un cargamento de analgésicos para el dolor de cabeza - Dijo Rosalin--El Señor Duncan, le mostró en la alacena de la cocina donde estaban los analgésicos. Rosalin, se tomó dos pastillas con agua y luego se terminó el café y se
Anne Marie, la ayudó a cambiarse por el otro vestido de novia de seda sin tirantes y con guantes. Anne Marie, se retiró un momento para ir a buscarle el bolso. Se estaba subiendo la capucha y retocándose el maquillaje cuando Anne Marie, regresó entregándole el bolso de seda, haciendo juego con su vestido y se abrazaron.-¡Estoy muy feliz por ti, Rosalin! ¡Que tengan un excelente viaje y una vida matrimonial llena de bendiciones! –-Gracias, Anne Marie, por toda tu ayuda, aunque a veces dudé de tus sorpresas como dama de honor – Y ambas soltaron una carcajada – -Me encanta que seamos amigas y socias de trabajo – Dijo Anne Marie –-¿Socias? – Preguntó Rosalin sorprendida –-¡Sí! – Dijo Anne Marie – Socias – Hablaremos de los detalles cuando vuelvas de tu viaje – Le dijo con una sonrisa y subiendo y bajando las cejas sugestivamente, lo que hizo colorear las mejillas de Rosalin –-¡Oh! – La abrazó Rosalin – Eso hace que te perdone por todo lo que me hiciste pasar esta semana. Ambas rieron
Rosalin tuvo un sueño con el señor Duncan. En el sueño vio cuando entraron a la hermosa casa de playa y la colocó de pie sobre la alfombra de la sala. Después que admiró todo lo bella que era esa casa el señor Duncan le habló amorosamente.-Hay comida, si tienes hambre-No. No tengo hambre – Dijo Rosalin mirándolo y él siguió caminando con ella tomados de la mano por la escalera. Llegaron a la habitación. Era bellísima. Fue al ventanal y lo abrió y entró la brisa fresca del mar. El señor Duncan, la abrazó por detrás.-No te preocupes. Todo va a estar bien. Estás conmigo y – Iba a seguir hablando cuando ella lo besó tomándole la cara con las manos.-Lo sé y te amo – Dijo Rosalin después del beso –Entonces, él la abrazó fuerte y con pasión y caminó hacia atrás hacia la cama abrazado a ella y él se acostó a su lado y la miró allí tan tierna ante él.-Nunca pensé que Dios me volviera a dar una segunda oportunidad de casarme y comenzar nuevamente con une mujer y aquí estás – Dijo el señor
-¡Buenos días! – Dijo Rosalin entrando a la cocina donde se encontraba el señor Duncan tomando su café con un croissant –-¡Buenos días! – Respondió el señor Duncan observando que Rosalin iba vestida con un short de tela de jean y una franela sin mangas – ¡Te ves de buen ánimo! –-¡Sí! ¡Estoy de buen ánimo! ¿Por qué no iba a estarlo? – Preguntó Rosalin –-¡Pues, no sé! ¡Tal vez porque todo el plan que tenías al casarte conmigo se te fue a la mierda! – Dijo el señor Duncan –-¡Es algo malo la vedad! – Dijo Rosalin tomando del café que se acababa de servir – Pero la vida continúa. ¡Uno nunca sabe lo que traerá la marea! –Dijo Rosalin mordiendo su sanduche – ¡Hay que mantener el ánimo! –-¿Y eso era lo enamorada que estabas de mí? – Preguntó el señor Duncan –-¿Enamorada de ti? ¡Por supuesto que lo estoy, pero tú decidiste no creer en mí y sacarme de tu vida. No veo qué más pueda yo hacer, así que, decidí que no voy a desgastar ni un minuto más de mi vida en estar triste – Dijo comiendo
Llegaron a la casa y cocinaron la cena entre los dos. En un momento en el que Rosalin se levantó a lavar los platos el señor Duncan se puso por detrás de ella y la abrazó oliendo su cabello. Le dio la vuelta y la besó. Rosalin correspondió al beso con todo su amor y con todo su ardor.-¡Eres tan bella! ¡Quiero probarte aunque sea una vez y luego nos podemos divorciar! – Dijo el señor Duncan y Rosalin se apartó bruscamente de él dándole una bofetada y sin esperar respuesta se fue a la sala y salió corriendo por las puertas de la terraza –-¡Muy bien, Kyle! ¡Ahora te convertiste en un cerdo! – Se dijo el señor Duncan terminando de lavar los platos y cuando colgó la toalla en su lugar después de haber dejado todo impecablemente limpio salió por la puerta de vidrio de la terraza a ver si estaba Rosalin allí. Debía buscarla. No debió tratarla así. La verdad es que los celos le estaban consumiendo el alma. Era muy doloroso para él imaginar a Rosalin, la mujer que él tanto amaba en los brazo
Cuando llegaron a casa, la Señora Smith los recibió con café recién colado y panecillos y al escuchar las voces, Sarah que estaba durmiendo, salió de su cuarto y llegó a la cocina donde estaban su padre y Rosalin. Los abrazó a ambos.-¡Los extrañé! – Dijo la niña –-¡Nosotros también te extrañamos! – Dijo su padre y la volvió a abrazar –Rosalin, tomó su maleta e iba para su pequeño cuarto debajo de la escalera y cuando se dio cuenta se volvió y miró a su esposo.-Iba a mi cuarto, pero me di cuenta que ese ya no es mi cuarto – Dijo Rosalin con una sonrisa –-No. Todo fue mudado para la habitación principal – Dijo Kyle, con lo cual, se levantó de la silla y tomó las maletas y la guio hasta el cuarto principal. Caminó por el pasillo a la izquierda y abrió la puerta doble y la dejó pasar a ella, quien se quedó sorprendida del tamaño de esa habitación. Le mostró su cambiador, donde tenía ya su ropa y el baño –Rosalin tenía la sensación de que en cualquier momento despertaría de este herm
Rosalin, se dejó caer en el piso cuando Kyle salió de la habitación. Se soltó a llorar desconsoladamente. Pensaba que por fin iba a ser feliz. Pensaba que por fin había encontrado una familia que la amaba y donde no había maltrato ni dolor, como se lo infligieran su padre y su hermana.-¡Soy inocente! – Dijo Rosalin llorando, pero no había nadie que escuchara – Todo había cambiado repentinamente de amor, dulzura y felicidad a dolor. Kyle la había mirado con tanta repugnancia, como si le diera asco el sólo mirarla. Se sentía engañado, pero el engaño lo había cometido Evelin. Seguramente, la ha estado siguiendo a todos lados. Fue así como debió enterarse del vestido que usaría esa noche y fue así como vio al pobre abogado que se acercó a hablar con ella y seguramente lo sedujo después que ellas salieron de la discoteca. No sabía quién era el otro hombre. -¡Un plan magistral! – Se dijo Rosalin limpiándose el rostro. No podía seguir tirada allí, llorando. Debía concentrarse en que Ev