Sus manos fueron amarradas a cada lado de la cama y luego se dispuso a quedarse quieto mientras Owen se disponía a encender las luces de al menos cinco velas, de las cuales cuatro puso en lugares estratégicos para iluminar la habitación.
Owen subió su vestido hasta donde éste se lo permitió y luego tomó la quinta vela que había dejado cerca. Sus ojos se llenaron de lágrimas al ver lo que pretendía hacerle con eso… como si Owen leyera sus pensamientos la dejó caer sobre su abdomen.
Gritó sin poder evitarlo, ganándose una mirada enojada por parte de Owen.
— No lo hagas, duele mucho…
— ¿Te dije que p
El tiempo siguió pasando, toda la universidad estaba feliz porque el mejor equipo los estaba llevando partido por partido a las finales y eso era un gran logro para ellos.En ese momento, estaba entrando algunas prendas en la maleta de Owen al igual que el uniforme y algunas camisetas del equipo y una tarjeta de débito por si necesitaba dinero. Todo eso lo hacía mientras Owen se estaba colocando la ropa con la cual se iba a ir.— Ya está casi todo — tomó un mechón de su cabello y jugó con él — ¿Cuáles zapatos llevarás?— Los que puse junto a la cama y unas zapatillas para estar cómodo en los días en los que no tenga que hacer nada — se puso unos tenis — Serán unos días en los cuale
Isaac tenía sus ojitos entrecerrados, sus sentidos ya no estaban y lo único que podía escuchar era su respiración forzada. Las caricias en su cabello negro eran mucho más placenteras a las que Owen le daba después de tener sexo o mientras dormían en la misma cama.Blake parecía darle toda la atención, aunque fuese algo nula. Para su suerte o según creía, éste no tenía la más remota idea de que era su primer celo. Sus manos estaban temblando de tal manera que parecía ser que iba a entrar en alguna especie de episodio.Llegaron a un complejo de departamentos que parecía ser más caro que cualquier otra cosa en el mundo. Rodeó el cuello del león mientras salían del auto. El aroma del celo se extendió por todo el lugar y para su suerte había un elevador que podía l
Isaac estaba mandándole mensajes a Owen, diciéndole que su teléfono se había quedado en su dormitorio y que apenas iba a buscarlo. Estaba asustado por si éste quería ponerle a un guardia como le había dicho que haría. Blake lo estaba llevando a la universidad en completo silencio, dejando que éste respondiera todos los mensajes hacia su jodido novio que parecía tener algún tipo de fetiche.Guardó su teléfono después de haber dejado a Owen tranquilo. Subió los pies en el asiento e hizo una mueca en el momento que su trasero le recordó todo lo que había pasado.— ¿Ya lo dejaste tranquilo? — preguntó Blake, estacionándose una calle antes de la universidad.— Sí, ya está todo soluciona
Ese tal Josh no tardó nada en decirle a todo el mundo lo que había sucedido en ese sitio con algunos chicos del equipo, sin importar que las parejas de estos estuvieran presentes. Ese sujeto parecía ser la puta de todo el lugar por cómo se expresaba de los hombros algo que le daba asco.Estaba usando el teléfono que Owen le había regalado por si éste quería mandarle algún mensaje de texto y así había sido. Pasó todo el día en eso, lo único que pudo hacer fue responderle con monosílabos. Los días en los que supuestamente estuvieron separados fueron los mejores para el menor, ya que había estado simplemente concentrado en sus clases y en nada más.Tomó sus cosas, caminando hacia la salida del aula en donde estaba repleto de estudiantes como siempre. Naiel estaba
Isaac estaba frente al edificio que estaba en la dirección que ese sujeto le había dado para que se vieran. Naiel lo había dejado hace unos minutos tras para que estuviera tranquilo. Se aseguraron de que Owen no los estuviese siguiendo o alguno de sus amigos matones.La mentira ya estaba lista y por su culpa su mejor amigo faltaría el día siguiente a sus clases, sólo para buscarlo en ese lugar. Según le dijo éste iba a visitar a su madre que estaba a una cuantas calles de aquí y que se quedaría con ella para no levantar sospechas de donde se quedaría toda la noche por si Owen quería ir a buscarlo.Fue hacia la recepción, sosteniendo su mochila sobre su hombro y sintiendo su labio palpitar por no clocarse algún medicamente después del golpe. Todo era culpa de O
— Ya no puedo, por favor... — gimió Isaac, apretando la alfombra — Detente, por Dios.— ¿Quieres que me detenga? — El menor asintió, con los ojos cerrados — ¿Seguro?— ¿Sí? — Mordió su labio — No, mentira. Sigue, por favor.— Eso pensé.Isaac perdió la cuenta de las veces que se había corrido tanto en la cama como en esa hermosa y cómoda alfombra que parecía estar hecha para ocasiones como estás debido a la comodidad que esta tenía en el momento de tener sexo. Amaba a esa porquería sexual que apenas estaba conociendo.— Sí..
Meses más tarde.Los encuentros con Blake estaban siendo más contaste cada día. Ya su primer encuentro había sido hace unos largos dos meses y las vacaciones de invierno en la universidad habían llegado. Todos en el restaurante estaban patas arriba porque el jefe les había dicho que le daría vacaciones un grupo de empleados siempre y cuando cumplieran con los estándares para ganárselo y no quedarse como los demás aquí a la espera de que algo bueno suceda les suban el sueldo.Sus encuentros con el alfa se volvieron tan placenteros que cuando Owen lo usaba para su propio placer, se imaginaba que la persona que estaba sobre su propio cuerpo era Blake y que se podía correr si se lo proponía, pero no le daría
El calor y el olor asqueroso de Egipto no se hicieron esperar cuando pisó el lugar que no quería ni ver. Los adornos navideños estaban por todo el aeropuerto. No le había mencionado a nadie que llegaría ese día a ese país, ni siquiera le dijo a Blake que se iría de Londres, porque si lo hacía, éste era capaz de secuestrarlo y prohibirle la salida del país.Llamó a un taxi vacío y dio la dirección de la mansión del vicepresidente, le mandó un mensaje a Jean para que supiera que ya había llegado y que les avisara a los guardias que debían de dejarlo pasar.Aunque sólo pasaron unos pocos meses desde que se marchó de ese país, las cosas parecían haber cambiado un poco. Sus padres, esos sujetos que no parecían serlo en lo absoluto nunca se animaron el llamarlo desd