Alessia:Según las tradiciones de los pueblos Voleer, más conocidos como los rebeldes del Este, soy la esposa de su líder.Contemplo mi reflejo en un espejo bastante viejo y roto, ponderando los caprichos del destino. Es completamente irónico, que me enfrenté en combate con Assian e incluso huí, para evitar mi matrimonio con él y ahora soy la mujer de otro hombre.Han pasado tres meses desde que me marcó, y a pesar de ello, Karman aún me mantiene encadenada.La marcha hacia Tarmén es lenta y angustiosa, porque los terrenos por los que nos movemos son irregulares y áridos. Y además, porque el campamento está lleno de mujeres, niños y ancianos que dificultan el progreso con rapidez.Temo y anhelo a partes iguales nuestra llegada a las cercanías a la capital.Sé que Karman tiene muy escasas posibilidades de triunfo porque aún siendo un inmenso y portentoso Draggar, y contando con este basto ejército, no es rival para las lunas del imperio…y mucho menos para mi madre.—Oh, por Anubis. Yo
Alessia:Un mes después de la extraña visita de aquella mujer egipcia, me encontraba sentada con Kyla en la entrada de mi tienda, cuando lo vi venir.Se me tambaleó el corazón y me temblaron las piernas.Su cabellera plateada resaltaba por debajo de la capucha y manto que vestía, llegó hasta mí, y yo jadeé.—Kyla, cariño. Ve con tu tía. Nos vemos mañana.- le dije a la niña y ella corrió de regreso, obediente mente.Recorrí con la mirada el contorno del recién llegado, y él dejó caer su capucha, mostrándome su rostro.—Assian.- susurré.- ¿ Cómo llegaste hasta aquí?—Partí en cuanto la egipcia nos dio noticias tuyas, sin embargo me ha tomado el doble del tiempo que creí llegar hasta aquí . Veo que es cierto lo que nos contó y eres prisionera de nuestro enemigo, pero…¿es cierto que también eres su esposa?Una terrible resequedad se apoderó de mi garganta. Assian estaba notablemente enojado.Miré rápidamente los alrededores, y no había nadie cerca, solo el ciego que se sentaba a mendigar
Kyla: Solo porque no puedo hablar, la gente cree que soy tonta. Pero no lo soy. Este lugar que nos rodea es peligroso y en las sombras pululan toda clase de seres a la espera. Desde muy pequeña, he sido capaz de sentir estas cosas. Es por eso que en el campamento muchos me temen y ni siquiera saben por qué. Recuerdo, que hubo un tiempo en que mi tía insistió en traer sanadores para que me examinaran, con la esperanza de que alguno de ellos pudiese ayudarme a recuperar el habla. Todos los días los sanadores venían a visitarme , conversaban con mi tía y movían la cabeza desalentadoramente. Oh, cuánto odiaba a los sanadores , siempre hacían llorar a mi tía y odiaba a los otros niños, era más el tiempo que pasaba oculta para que no me agredieran que tranquila en mi propia tienda. También odiaba mi pequeña y estrecha tienda, no tenía casi espacio para jugar ni lugar donde poner las piedras coloridas que coleccionaba y sobre todo odiaba a la señora del velo, siempre que esa mujer
El milagroso cambio en el bosque que nos rodea es motivo de gran júbilo entre los Voleer.Kyla viene a mí con flores todos los días y se queda hasta tarde.A veces insisto en que se quede a dormir conmigo y en esas ocasiones, le cuento cuentos que se me ocurren, siempre haciendo sombras con mis manos para que comprenda.“Desde pequeña, Yulia siempre había oído decir de los viejos de su aldea, que la persona que encontrara un extremo del arcoíris y lograra llegar al otro antes de que éste desapareciera, podría desenterrar una botija llena de monedas de oro.Y la leyenda era tan cautivadora, que Yulia se esforzó miles de veces por comprobar su veracidad mientras fue una adolescente.No fue hasta que tuvo veinte años, y una yegua fuerte, que la muchacha logró alcanzar el segundo extremo de un arcoíris que había aparecido justo detrás de su casa luego de un aguacero ligero, una tarde de mayo.Ella iba preparada, por supuesto, con una pala para hacer más fácil la excavación. Estaba emocio
Alessia:Me equivoqué.Y mi error me ha costado caro.El “ciego” no lo era.Era un centinela de Karman, apostado estratégicamente para vigilarme.Ahora, todo se ha venido abajo.Marchamos solamente los guerreros y guerreras en dirección a Tarmén, y voy descalza, adolorida y medio desnuda, atada de manos tras la montura del Voor.***Karman:Al cruzar los altos riscos llegaríamos finalmente a la capital y nuestra verdadera contienda comenzaría.No fui con mi madre por consejos, porque sabía con exactitud lo que diría.Debía entregar a Alessia a juicio por alta traición, para ser quemada viva en una hoguera, sin embargo no podía.Las leyes que rigen mi bestia no me lo permiten. No puedo tomar su vida, pero otro podría hacerlo en mi lugar. Y tengo la idea perfecta de quién, cómo y dónde.Umara:Mi vientre crece a paso acelerado y sé, que traigo dentro de mí otros gemelos, los cuales también portarán la Maldición del lobo en sus venas. Alessios está a mi lado.Juntos contemplamos la en
Alessios:Sentí el momento exacto en que la vida abandonó el cuerpo de mi hija y mi pecho se llenó de un dolor que parecía querer aplastarme.Por doquier caían las víctimas de Zai y Mem, y había cadáveres calcinados por los poderes de Burya.Preso de una ira ciega me voy sobre los enemigos. Descuartizandolos con mis fauces y destripandolos con mis garras.¡Ya este combate no tiene como objetivo un rescate, ahora cobraremos venganza sobre los rebeldes!Mi hija, mi heredera...ha muerto. Umara:Lloro amargamente.Mi hija ha muerto.La tomo en mis brazos y la meso, como cuando era pequeña, sin importarme que su sangre manche mis vestiduras. Beso su frente, y cierro sus ojos.Maldiciendo el día que regresé a Tarmén.Porque de no haberlo hecho ella aún viviría.A nuestro lado ha llegado una niña.No sé cómo rayos ha cruzado el campo de batalla y menos como ha atravesado la barrera mágica de Citié, pero trae flores en sus manitas y sus ojos están llenos de lágrimas, al contemplar el cuerpo
Umara: —¿Y que idea tienes?- interrogo. —La verdad no lo sé. No sé si estarían dispuestos a disgregarse por todas las provincias del imperio, o…- Alessia abrió sus ojos enormemente, se le acababa de ocurrir una idea.-¡ eso es! ¡Que no muevan el campamento de dónde está! Que se mantengan al otro lado de las montañas. Padre los reconocerá como pueblo libre y… —¿Y? —Pues no lo sé.- susurro entristecida. —¿Y que será de ti? Eres la heredera al trono, hija. —Ya no. Assian será el próximo emperador. —Entonces, ¿te marcharás con Karman? —No. Él ha dejado bien claro que me odia, y que no desea verme nunca más. La expresión de tristeza en el rostro de Alessia hiere mi corazón. Ha sido rechazada por el dragón y el lobo se niega a hablarle. Yo intento comprende todo esto, aunque me resulta difícil. Sin embargo, entiendo cómo se siente. Así de miserable me sentí yo, los veinte años que estuve alejada de Alessios. Karman: La audiencia en el palacio real tuvo un final inesperado. La pr
Alessia: Mi loba se encrispa al contemplar a sus mates peleando, saca sus garras y muestra sus dientes, deseosa. No hay mayor satisfacción para una hembra como yo, que contemplar a este par de hombre rudos y fuertes partirse las caras uno al otro por mí, pero…no puedo permitir que esto dure mucho, porque podrían hacerse daño grave. Con lentitud, me muevo cerca y detienen su pelea, mirándome con desconcierto porque estoy desnuda. Lo cierto es que hace demasiado calor aquí en estos aposentos, como para andar en las gruesas pieles de los Voleer. —No luchen más entre ustedes. ¿Qué no ven que esa no es la solución?- susurro, interponiéndome entre ellos. Tomo la mano de Assian y tiro de él, reclamando su boca y colocando su mano sobre mis pechos, Karman gruñe, y me muevo contra él, contoneando mi trasero contra su enfurecido miembro. Al instante captan mi mensaje, y los animales en ellos salen a relucir. Me rodean, besándome, acariciándome, tentándome y finalmente tomándome entre lo