Me encantaría decir que la mañana se mostraba en todo su esplendor, que yo estaba más que encantada con la situación y que la vida me daba un nuevo rumbo, pero no era así, estaba aquí abriendo mis ojos con un hombre a mi lado, no era como esas borracheras en las que te levantas con desconocido, no, claro que no, estaba con nada más y nada menos que mi esposo, aquel hombre de belleza admirable y digna de enloquecer a la más orgullosa de la mujer, digna de ser admirada, aquel que tenía sus ojos cerrados y se veía tan tranquilo, mientras yo no podía creer lo que había pasado, no podía asimilar nada de lo que ocurrió anoche, pues él y yo habíamos estado juntos, juntos de juntos, juntos de uno solo, juntos como de qué locura, si locura, porque era una locura, era cierto que era mi esposo.Era cierto que nos llevamos muchos mejor de lo que mencionaba la historia original, aquel libro caótico y terriblemente mal escrito, pero no logro comprender, no logro asimilar el hecho de que el ahora es
El silencio había abarcado por completo el lugar, tal vez nadie podía creer mis palabras, pero ya estaban dichas y yo tenía una clara expresión que no estaba para nada arrepentida de decirla, es más esta era la clara muestra de que estaba molesta, que esto no se quedaría así, por lo que cuando note que la mujer estaba dispuesta a seguir discutiendo la rete con la mirada, quería saber hasta dónde llegaría todo, hasta qué punto estaba dispuesta a discutir con la señora de la casa, por lo que cuando la detalle perfectamente supe quién era ella, en la historia esta sirvienta estaba enamorada del Duque, pero el Duque jamás la noto, ella solía mostrar su enojo con Elizabeth, entregando comidas frías y hasta comida podrida, en la que solía aprovechar su poder al ser una criada de años y pisotear a Elizabeth al no ser la amada esposa del Duque, ya que según la historia Anya se quedaría en la mansión del Conde por órdenes de este en lo que Elizabeth sufre con aquellas mujeres infinidades de ve
Quería decirle tantas cosas, más que todo quería mandarla al diablo, pero si lo hacía solo conseguiría que tal vez Vincent estuviera en una peor posición, él había atacado a la santidad del templo el día anterior, el hecho de que yo ahora intentara tratar mal o atacará a la emperatriz no se vería bien, además ella es la emperatriz, ¿Qué clase de persona seria atacaba la primera dama de este mundo? Posiblemente, la peor, sin contar que adelantaría mi muerte un poco más, yo la verdad preferiría evitar tanto conflicto y tantos horrores por lo que solo la observe y le di una media sonrisa, quería decirle que se fuera al carajo y que me importaba una mierda lo que dijera el templo, que este hombre era mío y que si no le gustaba se podía meter su opinión por donde más le cupiera Pero entonces observé como mi esposo sonrió, este se mostró con una pequeña sonrisa en sus labios y observo a la emperatriz, ahora sí que no comprendía nada, más cuando él soltó mi mano y se acercó a la emperatriz
Él no paraba de mírame, era nuestro primer evento en público después de la boda, no negaré que estaba nerviosa por la situación, pero estaba más nerviosa por el hecho de que este hombre no paraba de mirarme, no dejaba de verme como si quisiera decirme algo, mientras yo parecía estar cada vez más nerviosa porque no sabía que era aquello que lo tenía tan inquieto, solo rogaba que no fuera decirme que aceptara el trato del templo que escuchara a la emperatriz y a al emperador, pues la verdad es que no tengo la suficiente capacidad mental para poder soportar algo como eso la verdad es que no tengo la madures suficiente para asimilar todo de la nada y solo asentir con la cabeza, mientras yo querría solo darle un puñetazo en la cara por ser no más que un imbécil Sé que tal vez estoy siendo demasiado dramática o tal vez me estoy ahogado en un vaso de agua, que estoy creando una tormenta de la nada, pero seamos realista no es tan fatal como todos piensan, yo estoy luchando no solo con el hec
Ahí estaba brihana, aquella que al vernos hizo una reverencia, mientras su vestido blanco con detalles dorados que la hacían verse no más que como una diosa que había tocado la tierra la hacía ver aún mucho mejor, en lo que su cabello dorado se mostraba en todo su esplendor y la hacía ver aún más angelical, todo lo contrario a mí, quien tenía un vestido rojo, uno que era cortesía de mi esposo y mi cabello del mismo color predominaba en todo el lugar, sin duda alguna era la muestra magnánima de la rebeldía, de todo lo que odiaba la emperatriz, mientras Brihana era todo lo que seguramente ella quería desesperadamente, lo que todos querían desesperadamente para el Duque, mi esposo, aquel que no soltaría por nada del mundo, por lo que cuando estamos cerca de ella me aferre aún a sus brazos y entrelace mi brazo con el suyo.Ganándome su mirada coqueta y su sonrisa divertida, parecía que a él le gustaba aquel gesto, parecía ser que estaba fascinado con aquello, tanto así que cuando mi mirad
—Esa es una herejía, un total cato de desfachatez su majestad, lo que usted hace, lo que usted hace…—Por favor su santidad, debe tranquilizarse, por favor…—Quería reír a carcajadas, la verdad es que me parecía esta escena de lo más advertida, sobre todo porque podía notar que ella no estaba del todo contenta, peor solo se mostraba como si fuese una pequeña flor, carajo no sé por qué la odio tanto, pero de verdad me gusta esto de molestarla, tal vez eso de que somos enemigas naturales sea verdad, no importa si mi alma es otra, esta mujer me cae al hígado, de verdad no me agrada para nada. —No lo entiendes mi santa, usted deseaba ese lugar es nuestro por derecho no pueden simplemente entregarlo sin más no pueden entregárselo a una mujer que no es más que una chica mal portada que ha sido nombrada una rebelde, cree que por ayudar en la guerra con aquellos dispositivos de la oscuridad ¿tiene alguna gratitud del templo? Claro que no, no lo permitiremos nosotros…—Tenga mucho cuidado su s
El jardín del palacio, siempre ha sido algo que yo puedo decir que es digno de admirar, no hay menor duda que aquí invierten un gran dinero en estos jardines, tal cual como lo hacen en la casa del Duque, en la historia original del libro que por cierto está dedicado a Elizabeth con el nombre de la Villana no quiere morir, habla mucho de estos jardines de lo pintorescos que eran y la dedicación que tenían, pero es más que todo por su historia, aquellos jardines se pueden decir que son una manera de recordar al anterior Duque Maquelssy, el padre de mi esposo, aquel que enamoro a su esposa con miles de cosas y creando los jardines más hermosos debido a que esta solía deleitarse con su belleza y que mejor belleza que las rosas hechas con magia que no importaban la estación, aquellos solían mostrase relucientes sin importar nada más.Yo siempre he admirado aquellos, el jardín de los Sandrimgam era hermoso en primavera, pero seguían igual en las otras estaciones, por lo menos como lo es el
—¿Qué está ocurrido? Mi santa, ¿se encuentra bien? Por favor dígame que se encuentra bien.—Observe como el hombre altanero llegaba junto a Brihana, mientras que los demás se colocaban a nuestro alrededor, pero yo tenía a alguien más cubriéndome, aquel era Vincent, quien tenía sus ojos dorados y parecía estar bastante irritado. Sin duda alguna no quería que nadie más se acercara a mí por lo que sin más me ayudo a levantar, mientras que aquel hombre levantaba Brihana y me observaba de manera horrible, sin duda alguna a Vincent no le iba a agradar mucho, pero si permitiría que matara a todos los sacerdotes, este patético dios de aquí no tendrá quien lo adore, se podría decir que aquello era malo, por así decirlo, no me importa mucho que digamos, más cuando los chicos llegaron y Johana sin importarle nada más corrió hacia mí y hablo llena de preocupación, pues a pesar de que las heridas estaban curadas la sangre seguía allí mostrándose ante todos. —Eli… Eli… Por el dios del sol ¿estás b