Capítulo155
Hice todo lo posible por controlar mis pensamientos y, finalmente, logré levantar a mi cuñada.

La apoyé cuidadoso en mi hombro y comencé a darle un poco de agua.

Después de tomar apenas unos sorbos, volvió a sentir náuseas y comenzó a vomitar.

Preocupado por su incomodidad, le hice suaves masajes en la espalda.

Gracias a esto, poco a poco empezó a sentirse mejor.

—Óscar, ¿eres tú? ¿Y tu hermano dónde está? —preguntó somnolienta mientras recuperaba un poco de conciencia, aunque su rostro aún mostraba el rubor causado por el alcohol.

Le respondí: —Está en la sala cuidando de Luna y Paula.

Lucía dejó escapar una sonrisa amarga y dijo: —Es mi esposo, pero en lugar de estar conmigo, se quedó cuidando a otras mujeres. Dime, ¿ qué piensa?

—Cuñada, no malinterpretes las cosas. Mi hermano no es ese tipo de persona.

De repente, Lucía se dejó caer sobre mi hombro y empezó a llorar desconsolada. —Óscar, ¿sabes qué hicimos hoy tu hermano y yo en casa?

Pensé que, tal vez, se refería a tener relacion
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