Capítulo159
Cansado de hablar sin obtener respuestas claras, cargué gustoso a Paula y comencé a caminar hacia afuera.

Durante el trayecto, fingí que me costaba demasiado sostenerla, y aproveché para sacudirla un poco. Así, sentí cómo su cuerpo suave se apretaba contra mi espalda en cada ligero movimiento.

Dado que todos habíamos bebido muchísimo, decidimos no conducir y, en cambio, pedimos un conductor para que nos llevara de regreso.

Mi cuñada me pidió que me asegurara de dejar a Luna y Paula en sus respectivas habitaciones.

Con una a cada lado, caminé sosteniéndolas con fuerza; Paula, pegada a mí como si fuera un abrigo, mientras que Luna, por el contrario, trataba de mantener recatada cierta distancia.

Era una situación tan surrealista que no pude evitar reírme.

Primero, llevé a Paula a la habitación de invitados.

Ella me abrazó con fuerza y, con voz adormilada y tierna, dijo: —Óscar, eres tan fuerte y protector… de verdad me encantas muchísimo.

Le respondí en tono irónico: —¿Solo palabras? ¿Po
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