Capítulo11
Al ver lo nerviosa y ansiosa que estaba Luna, rápidamente le sonreí y asentí, tratando de tranquilizarla. —Lo sé, lo sé.

—Luna, solo quería saludarte.

—Y como no me respondiste antes, me puse un poco nervioso y por eso te seguí.

Luna me miró con una mezcla de incomodidad y confusión, —¿Es tan importante si te saludo o no?

—Por supuesto que sí,— respondí sin dudar. Entonces vi que sus ojos reflejaban una incomodidad tímida.

Había algo en su mirada, un toque de vergüenza que la hacía aún más encantadora.

Recordé lo que me dijo Lucía antes: cuando un hombre persigue a una mujer, debe que hacerlo con absoluta resolución.

A veces, actuar con algo de atrevimiento también era necesario.

Luna claramente estaba avergonzada, no enojada o molesta.

Eso significaba que lo que había ocurrido por la mañana no le había disgustado.

Simplemente se sentía avergonzada por haber visto algo tan íntimo de manera inesperada.

—Para mí, Luna eres alguien especial, — aproveché la oportunidad para intentar atrae
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