Capítulo113
Pensar que había pasado dos noches seguidas teniendo sexo apasionado con una mujer desconocida me emocionaba bastante.

Además, la mujer tenía un aspecto físico y una figura impactante, lo que hizo que la experiencia fuera algo increíble.

Escondí mi celular debajo de la mesa y le respondí: —Si tienes alguna necesidad fisiológica, estaré encantado de acompañarte.

Ana: —Esta noche quiero cambiar de lugar para hacer el amor.

Yo: —¿Dónde quieres hacerlo?

Ana: —En tu casa.

—¡Puf!

Solté un repentino pedazo de arroz que salpicó por todas partes, lo que hizo que varias personas a mi alrededor me miraran con curiosidad.

Rápidamente tomé el plato de sopa y fingí que me estaba asfixiando.

No esperaba que esa mujer me hiciera tal propuesta.

El problema era que yo vivía en casa de mi cuñada, y no era precisamente el lugar más adecuado para eso.

Pensándolo detenidamente, le respondí: —No es conveniente en mi casa, mejor en la tuya.

Ana: —¿Acaso tienes esposa? ¿O tienes novia y temes que te descubran?
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