Capitulo660
—Óscar, lo siento, no era mi intención.

La dueña del local se dio cuenta de su error y avergonzada se disculpó conmigo.

Yo, por mi parte, me sentí algo abrumado: —No hay problema, señora, no tienes que disculparte.

Me parecía un tanto gracioso, en el fondo pensaba que la dueña estaba exagerando un poco. ¿Cómo iba a ser tan grave algo tan simple como un roce accidental? ¿Por qué tanta preocupación?

Pero la dueña, muy seria, me miró y me dijo: —Tenia mucho miedo que pudieras pensar que te estaba coqueteando de forma deliberada. La verdad es que no me sentía cómoda con lo que llevaba puesto al verte, me puse nerviosa y no supe cómo reaccionar.

—Señora, yo sé que no eres esa clase de persona. Si no, en aquella ocasión cuando compramos ropa, no me habrías pedido que te subiera la cremallera, ¿verdad?

El rostro de la dueña se puso aún más rojo: —¡Por favor, no sigas con esto! Aquella vez no fue mi idea.

—¿Eh?

—Te voy a ser honesta, en realidad fue Viviana quien me sugirió que lo hiciera para
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