Capitulo585
Y mientras tanto pensaba: ¿Debería ir a la cita?

Si no voy, sé que María es una mujer muy buena, y la verdad es que me cuesta mucho resistirme a sus muchos encantos.

Pero si voy, ¿cómo voy a explicarlo?

En el fondo, mi corazón se inclinaba más hacia la segunda opción.

¡No era pues de extrañar que los hombres lujuriosos hiciesen todo por sexo!

Cuando el sexo se nos mete en la cabeza, actuamos como animales.

Sabía perfectamente que lo que estaba a punto de hacer era arriesgado, pero aun así no pude evitarlo. Además, rápidamente pensé en una excusa para justificarme.

Podría decir que estoy de vacaciones aquí, de paso nada más.

Una vez que encontré mi excusa, me preparé para lo que venía. Me ajusté bien y no pude esperar más para escribirle a María: ¿Dónde estás?

María me respondió: Estoy en el refugio Montaña Esmeralda, aquí hay una sala de masajes privada. Si quieres, ven a buscarme y hacemos cositas de esas indebidas que tanto nos gusta.

Una sala de masajes privada, ¡eso estaría rebueno
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