Capitulo529
Mario, emocionado al máximo, frotó las manos con entusiasmo y dijo con determinación:

—Bien, voy a intentarlo.

Y con paso decidido, se dirigió a la habitación.

Sin embargo, ni siquiera pasó un minuto antes de que saliera corriendo despavorido, con la cara pálida y una sonrisa amarga.

—No, no, no, imposible. Esa mujer tiene un temperamento demasiado fuerte. No puedo con ella.

Miré a mi alrededor, tratando desesperado de encontrar a otro voluntario.

Pero todos los demás compañeros se dispersaron en cuanto notaron mi intención, huyendo despavoridos como si les hubiera pedido que se enfrentaran a un monstruo.

No había alternativa.

Me tocaba definitivamente a mí.

Respiré hondo, ajusté mi postura y caminé con paso firme hacia la habitación, aunque por dentro no quería entrar.

Al abrir la puerta, me encontré con la fulminante mirada de María.

Estaba allí, con los brazos cruzados y una expresión que podría congelar el infierno.

Sus aterradores ojos me atravesaban, llenos de una ira contenida
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