Capitulo528
Guardé esos dólares en mi bolsillo y, bajo la mirada envidiosa de mis compañeros, acompañé atento a Viviana hasta la salida de la tienda.

Ella insistió en que la escoltara hasta su Alígero V12.

Sabía que lo hacía a propósito.

Después de todo lo que me había hecho pasar, esta última prueba no me molestaba en lo más mínimo.

Le abrí respetuoso la puerta del auto con una leve inclinación, como si fuera su chófer personal.

No había opción alguna, me había dado una buena propina, así que lo mínimo que podía hacer era ofrecerle un trato acorde a su magnífica generosidad.

Después de todo, nadie rechaza el dinero, ¿verdad?

Cuando Viviana se acomodó en su asiento, no pude evitar preguntarle:

—Ese espectáculo de hace un rato… ¿de verdad no te molestó?

—¿Por qué habría de molestarme?

—Bueno… porque en una situación como esa, lo normal sería enojarse.

Quien fuera, en su lugar, habría explotado de rabia, así que su tranquilidad me resultaba algo fuera de lugar.

Pero ella simplemente sonrió y me mir
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