Capitulo312
—¿Qué me vas a ayudar a hacer? —preguntó Paula finalmente, ya sin enfado, mirándome curiosa.

Me acerqué a su oído…

Paula se rió por mis palabras, divertida. —Eso lo dijiste tú.

—Sí, lo dije —respondí.

Finalmente, Paula decidió perdonarme. —Está bien, esta vez te dejaré ir.

Paula se puso la ropa.

Con nostalgia, rodeé su cintura con mis brazos. —Paula, escuché de Luna que mañana te vas, ¿es cierto?

—Sí, las vacaciones han terminado, y tengo que volver al trabajo.

—Te voy a echar mucho de menos. Si te vas, seguro que te voy a extrañar.

—Si en verdad me extrañas, puedes ir a buscarme en el edificio del gobierno —dijo Paula, sorprendiendo.

Me quedé boquiabierto. —¿De verdad puedo? ¿No te da miedo que otros compañeros te vean?

—En nuestra oficina, todos esos jefes y directores, cada uno tiene su joven amante fuera. Incluso si nos ven, no dirán nada, ya entenderan.

—¿Y no hay nadie que te envidie, te tenga celos o te mire mal por eso? —pregunté, pensando que debía aclarar esas cosas.

Aunque n
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