Capitulo295
Rápidamente le respondí: —Hermano, no tienes en serio que ser tan cortés. Como ya te lo prometí, cumpliré con mi palabra.

—Entonces esta noche no vayas a ningún otro lado, ven con nosotros al evento de la fiesta.

No pude decir mucho más, así que simplemente asentí y dije: —Está bien, lo hare.

Mi hermano sonrió y me dio una palmada en el hombro, indicándome que me levantara para comer.

Hasta ese momento seguía un poco confundido. ¿En verdad voy a ayudar a mi cuñada a quedar embarazada? Por qué siempre yo de pendejo y por buena gente termino en situaciones tan absurdas.

En ese momento, desde fuera, se escuchó la voz de mi cuñada: —Óscar, apúrate y levántate para desayunar.

—¡Oh, ya voy! — respondí rápidamente.

Pensé para mí mismo, —No importa, ya veremos qué pasa. Un paso y un problema por resolver a la vez.

Salí de la habitación.

Mi cuñada ya había preparado un desayuno abundante, con un aspecto delicioso y fragante.

—Óscar, esta paella es para ti, come más para que repongas fuerzas, —
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