Y Luna, como siempre, seguía siendo extremadamente cautelosa, preocupada de que alguien pudiera vernos.—No, no puedo. Aún no me he divorciado, — dijo con un tono casi de reproche.Me acerqué cuidadoso a su oído y le susurré suavemente: —Pero ya hemos hecho el amor varias veces, ¿por qué te preocupa tanto entonces que te tomé de la mano?La cara de Luna se sonrojó de inmediato, llegando hasta su cuello. Con una timidez evidente, respondió: —Eso no es lo mismo. Nadie puede vernos hacer... ese tipo de cosas. Pero si nos ven tomados de la mano, es como decirle al mundo que estamos juntos.—Pero no hay nadie aquí que nos conozca. Además, solo quiero tomarte de la mano. ¿Qué tiene de malo? Por favor, déjame hacerlo, aunque sea un momento, — le dije, casi suplicándole.No sabía porque, pero últimamente sentía la necesidad de estar cerca de ella todo el tiempo.Luna, incapaz de resistirse a mi insistencia, miró a su alrededor, asegurándose de que no hubiera nadie cerca, y finalmente accedió.
Claramente, Eric tenía un problema de eyaculación precoz, pero en lugar de asumirlo, estaba echándole la culpa a Alaia. En su interior, ella no podía odiarlo más.Sin embargo, no se atrevía a decir nada.Cuando Eric vio que Alaia comenzaba a llorar, suavizó un poco su actitud. Con una sonrisa aduladora, la abrazó y le dijo: —Vamos, cariño, solo estaba bromeando. No te lo tomes en serio.—¡Esa no es forma de bromear! Te di mi primera vez, lo más valioso que tengo. Básicamente, te entregué todo de mí, ¡y ahora de esa manera dudas de mí!Cuanto más hablaba, más se entristecía Alaia. Sus lágrimas caían sin cesar, y su expresión era de una vulnerabilidad que conmovía.Alaia era joven, apenas 22 años, y su piel tersa y suave era algo que había atrapado completamente a Eric.Aunque el encuentro con ella no siempre resultara plenamente satisfactorio, lo cierto era que el simple hecho de estar con alguien tan joven lo excitaba y lo emocionaba en gran manera.Eric no tenía intención alguna de ro
—Pero antes de tomar una decisión, tienes que pensar bien qué es lo que en verdad deseas, — le dije con seriedad: —¿Quieres hacerle la vida imposible a Eric o prefieres recuperar lo que por derecho te pertenece?—Si decides enviar estas pruebas directo a esa mujer, es casi seguro que le creará problemas a Eric. Pero si Eric se enfurece, podría decidir enfrentarte y complicarlo todo aún más.—En cambio, si usamos estas pruebas para negociar con él, podrías obtener lo que deseas sin llegar a mayores complicaciones.Luna apretó con rabia los labios, visiblemente frustrada: —Sí, pero limitarme a recuperar lo que es mío me parece tan poco. Sería como darle un pase libre a ese miserable desgraciado. Cada vez que pienso en la forma tan despreciable en que me ha manipulado, me da náuseas.No respondí de inmediato. Sabía con exactitud a qué se refería, y aunque yo también había participado de forma indirecta en ese asunto, sentía un peso en mi conciencia. No podía evitar pensar que, al final, e
De repente, recordé que en mi galería tenía algunas fotos muy privadas que María me había enviado.¿Podría ser quizás que Paula estuviera revisando mi álbum?La idea me llenó al instante de pánico. Me levanté de golpe y dije apresurado: —Paula, ¿ya terminaste de mirar? Si ya viste lo que querías, devuélveme entonces mi celular.Paula, sin levantar la vista, respondió con cierta indiferencia: —Todavía no. Déjame terminar, y después te lo devuelvo.Cada vez me sentía más incómodo.Ella claramente estaba revisando algo en mi celular.No solo eso, sino que, además había sacado su propio celular y estaba tomando fotos de mi pantalla.El pánico comenzó a invadirme por completo.Ya no podía quedarme sentado tan tranquilo. Caminé rápidamente hacia donde estaba ella y exclamé: —¡Paula, ya te pasaste! ¿Qué tanto estás buscando en mi celular?Con una sonrisa burlona, Paula respondió: —¿Por qué estás tan nervioso, sinvergüenzita? ¿Acaso escondes algo que no quieres que veamos?—¡Claro que no!—Ent
Terminé la cena con un nudo en el estómago, incapaz de disfrutar del ambiente o de la comida debido a mi mucha inquietud.Al regresar, Paula insistió en que Luna y yo viajáramos en el mismo auto. No tuve más remedio que aceptar, aunque no entendía sus oscuras intenciones.Luna se sentó al volante, mientras Paula y yo ocupábamos los asientos traseros. Paula, con esa sonrisa maliciosa que la caracterizaba siempre, me miró fijamente y susurró: —¿Por qué estás tan nervioso? No voy a comerte, tranquilo.Lo decía con una voz baja, casi íntima, y al mismo tiempo se acercaba más a mí, tanto que nuestros brazos rozaban, creando una atmósfera algo tensa y extraña. Su actitud parecía deliberadamente provocadora.Intenté mantener la compostura y murmuré: —Paula, ¿qué estás haciendo? Luna está al frente, ¿no te preocupa que pueda ponerse celosa?Paula sonrió. —¿Celosa? Por favor, Óscar. Ella ya sabe que me interesas. Pero dime, ¿es que acaso no te parezco atractiva? ¿No tengo acaso un buen cuerpo?
—¿Tú y esa María… es que ustedes están juntos?—De ninguna manera.—¿Entonces cómo es que?Desde que mi cuñada descubrió lo de María y yo, eliminé todas nuestras conversaciones del celular.Por eso, lo único que Paula pudo ver fueron los mensajes más recientes. Ella no tiene idea de cuál es la verdadera relación entre María y yo.En cuanto a este asunto, no tengo intención de mentir ni de ocultar nada en lo absoluto. Me he dado cuenta de que, al decir una mentira, inevitablemente se crean muchas más para sostenerla.Este eran un ciclo vicioso que nunca terminaba.Habia también pensado en confesarle a Luna todo lo que pasó con María. Pero al mismo tiempo, tengo miedo. Temo que, al ser honesto, Luna comience a verme con el mismo desprecio con el que ve a Eric.Mis pensamientos estaban completamente enredados; no sabía en ese momento qué hacer.Contesté distraído: —Ya te lo explicaré con calma en otro momento, cuando haya quizás otra oportunidad.Retiré mi mano mientras miraba con culpa a
—Piénsalo bien, si le digo a tu cuñada que no puedo tener hijos y que nunca podremos formar una familia, ¿cómo crees que entonces se sentirá?—Pero si en cambio le digo que mi problema es temporal, que se debe al estrés del trabajo y que simplemente con un tratamiento adecuado hay posibilidades de recuperarme, ¿cómo crees que reaccionará?—En el primer caso, se sentirá desesperada por completo, como si no hubiera ninguna luz al final del túnel. Pero en el segundo caso, al menos tendrá esperanza.—Cuando alguien desea algo con todas sus fuerzas y no puede ver ni un indicio de esperanza, ¿cómo esperas que siga adelante con confianza?Admití que lo que decía mi hermano tenía sentido, pero no podía estar completamente de acuerdo con su equivocada postura.—Pero engañar así a mi cuñada, ¿en qué te diferencia de Eric? — dije con cierto enfado.No podía entender cómo mi hermano podía pensar solo en sí mismo y dejar de lado los sentimientos de mi cuñada. Eso era sumamente injusto para ella.Mi
Después de pensarlo mucho, decidí que lo mejor sería ver que Luna pensaba, no puedo seguir especulando yo por mi cuenta.Tomar una decisión de esa magnitud sin consultarla sería demasiado precipitado e irresponsable de mi parte.Así que le envié un breve mensaje a Luna: —Luna, quiero preguntarte algo muy serio.Luna respondió rápidamente: —¿De qué se trata?Suspire y, con cierta incertidumbre, le escribí: —Si yo tuviera a otra mujer además de ti, ¿seguirías conmigo?Sabía que mi pregunta era directa.Si Luna me respondía que no, todo lo que había hecho hasta ahora habría sido en vano.Eso me dejaría profundamente arrepentido.Pero en ese preciso momento, sentía que no había hecho nada malo.Espere, nervioso, su respuesta.Pero Luna nada que contestaba. Esa espera me comenzó a poner nervioso.Sabía que ahora mismo Luna debía estar sintiendo una gran incomodidad.Decidí aclarar las cosas: —Durante el tiempo que estuve cortejándote, conocí a una mujer en una aplicación de chat y tuvimos r