—Querido, no hemos encontrado nada adecuado. ¿Por qué no vamos a ver en otras tiendas?— propuso Diana.

Sergio negó con la cabeza: —No es necesario. Esta tienda de jade es la más grande y famosa del mercado de antigüedades. Si ni siquiera tienen productos de calidad excepcional aquí, las demás tiendas menos aún tendrán algo así. Ir allí sería una pérdida de tiempo—.

—Entonces, ¿qué hacemos?—, se preocupó Diana. Hace apenas dos días ella y Sergio habían obtenido su certificado matrimonial y esta era la primera vez que él la llevaba oficialmente a casa para conocer a sus mayores, además en un evento tan importante como el banquete por el cumpleaños del abuelo.

Sin duda necesitaban un buen regalo para mantener las apariencias; algo mediocre simplemente no serviría.

—Bueno, podríamos ir al área donde venden piedras sin tallar—, sugirió Sergio después de pensarlo un momento.

—Si encontramos una buena piedra sin tallar, podemos encargarle a un maestro artesano que lo corte y lo pula en dos o