Christian se alegró al ver las dos piedras preciosas, pero no esperaba que contuvieran una energía espiritual tan poderosa y pura que en realidad no valían nada de dinero, lo cual fue sorprendente para él.

Sin embargo, la energía dentro de ellas era suficiente para establecer una formación espiritual sin problemas. No le importaba si eran valiosas o no.

Lo único que le preocupaba era que Sergio lo había hecho gastar más de siete millones esta vez. Con mucho esfuerzo había conseguido algo de dinero y ahora volvía a ser un pobre diablo.

—¡Espera!

—Christian, ¿puedo echar un vistazo a estas dos piedras preciosas?

Javier parpadeó y caminó hacia ellos con grandes zancadas.

—Oh, está bien.

Christian no prestó atención y le entregó casualmente las dos piedras preciosas a Javier.

Javier examinó cuidadosamente las dos piedras preciosas y su expresión se volvió cada vez más seria.

—Son solo dos trozos de jade roto, no valen nada. ¿Qué hay de bueno en ellos?—

Sergio lo despreció.

La cara de Javie