El señor Benítez habló seriamente. Su intención era que Andrea se mudara temporalmente a la villa en León para que pudiera estar cerca de Christian y facilitar que él la ayudara a mejorar en su entrenamiento marcial.

—Ah, entiendo. Me asustaste—se ruborizó Andrea, dándose cuenta de que había malinterpretado las intenciones de su abuelo.

Sin embargo, siempre había habido cierta tensión entre ella y Christian. La última vez en la conferencia de ventas de Vitalis Farmacéutica, Christian la había herido delante de todas las grandes familias de Ciudad Baja, dejándola en una posición muy incómoda. Por esa razón, no sentía ninguna simpatía hacia él.

Ahora, el señor Benítez le pedía que se mudara a vivir bajo el mismo techo que Christian, y naturalmente ella no estaba contenta con la idea.

Antes de que pudiera expresar su desacuerdo, Christian intervino rápidamente: —Señor Benítez, mejor olvídelo. Siempre que tenga tiempo, vendré aquí a guiar a Andrea en su entrenamiento. Pero mudarla a mi cas