Pero esto no tenía nada que ver con Christian, la familia Castro y él nunca habían estado involucrados en asuntos turbios, y no podía entender por qué Damián decía esto sin sentido.

Sin esperar la respuesta del señor Castro, Christian fue el primero en dar un paso adelante. —Damián, ya te lo he dejado claro. El cerebro detrás de esa compañía de capital de riesgo es Fernando, y no tiene nada que ver conmigo o la familia Castro. Espero que no te dejes engañar por la calumnia de ciertas personas malintencionadas.

—¡Son puras mentiras! Sé cómo manejar este asunto, y no necesito que un niño pequeño como tú me lo enseñe—respondió Damián con dureza, mostrándose firme.

—¿De veras?— replicó con desprecio el señor Castro. —Entonces, veamos quién puede respaldar sus palabras con acciones— A pesar de que la cultivación de Damián estaba ligeramente por debajo de la suya, no le tenía ningún respeto.

—¡Demuéstralo si te atreves!— desafió Damián fríamente. Aunque su nivel de cultivación era inferior a