—Andrea, ¿qué demonios quieres? —dijo Christian, visiblemente frustrado por las argucias de Andrea.

—Es muy simple, si quieres enseñarle el Manual de la Dama Misteriosa a Clara, tampoco me importa, pero debes enseñarme la segunda mitad —dijo Andrea, con una expresión esperanzada en su rostro.

—Así que tu objetivo era la segunda mitad del Manual de la Dama Misteriosa —Christian entendió de repente, y sin pensarlo mucho, rechazó de inmediato—: No.

—Ya te dije antes que, cuando alcances el nivel de Rey de Batalla, te enseñaré la segunda mitad del Manual de la Dama Misteriosa —dijo Christian con impaciencia. —No necesitas seguir usando eso como excusa.

—Bueno, tal vez podríamos hacerlo de otra manera. Al igual que Clara y Lucía, podríamos convertirnos en tus amantes en el futuro para que no seas tan parcial —propuso Andrea después de pensarlo por un momento.

La respuesta de Andrea dejó a Christian boquiabierto. Se quedó sin palabras ante la sorpresa.

—Mira cuán emocionado estás, ni siquier