Capítulo 8

Iban camino al cementerio, donde Lori había acordado su cita con Izan.

—No vas a bajar con ese vestido —le reprochó Iker.

—No seas tonto, tengo el tapado en el asiento de atrás —le dijo ella, quien lo miraba de reojo mientras manejaba y se reía, le acaricia la pierna y le dice— No puedo creer que estemos por hacer esto juntos.

—Voy a plantarle la droga en el auto. Luego de que lo dejes inconsciente te voy a ayudar a cargarlo y yo me llevaré su auto donde habíamos quedado —le explicó él.

—¿Tu auto quedó bien escondido? —le pregunto ella algo asustada.

—Amor, no te preocupes por nada. Yo estoy a tu lado —le susurró él al oído y le preguntó— ¿Por qué en el cementerio? ¡Que persona coherente va a un cementerio para tener una cita!

Lori, hizo una mueca con la boca y le explicó a Iker. —Te dije que era un enfermo. Cuando éramos novios, tenía el vicio y la morbosidad de juntarnos en el mausoleo de la familia Gills, pasábamos la noche allí bebiendo. Le gustaba tener sexo ahí. Por eso lo cité
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