Emily se sorprendió de esta ceremonia; nunca la había escuchado antes hablar de los relatos de su padre. Era muy antiguo o era muy reciente; solo sabía que en dos días iba a tener que matar al que será su próximo esposo si no quería una infelicidad eterna para ella y su hijo, además que no podía dejarse marcar porque eso solo lo merecía el verdadero amor de ella. Siguieron con los párrafos que pareciera que estuviera memorizándolos, donde unieron dos copas entrelazando sus manos y cada uno tomando la del otro; mientras el pequeño Leo observaba todo en compañía de Jaime, quien había decidido cuidarlo por el bien de Carmen. 

Terminó la ceremonia, donde cada uno se transformó en su lobo y en un unísono aullaron al tiempo, una melodía perfecta mientras sonaba de fondo música clásica. Emily cogió a su pe