—Ya no quiero estar aquí, tengo mucho miedo —la voz de Celeste se quebró, su miedo era palpable en el aire cargado de la habitación sombría.—No temas —dijo Tete suavemente, apretando las manos de su hermana.—Quiero ver a Thomoe —susurró Celeste, un deseo simple pero imposible en su situación actual.—Convenceré a papá de que te deje verlo hoy —Tete respondió, aunque el peso de la promesa parecía pesado sobre sus hombros.En ese momento, la voz de su madre resonó desde el otro lado de la casa, tensa y urgente.—Tete ¡Tu papá ya llegó!—¡Ya voy mamá! —respondió Tete, poniéndose de pie rápidamente, pero no sin antes regalar a su hermana una sonrisa.—Gracias por ser la única que me quiere —Celeste murmuró, con su voz suave pero llena de gratitud sincera.—Eres mi hermanita, por cierto... —Tete comenzó a alejarse, luego se detuvo y miró hacia atrás con una sonrisa traviesa. —Dan hizo otra cosa graciosa, después te cuento, te vas a reír mucho.Celeste, a pesar de su angustia, no pudo evi
Wilson se encontraba en un rincón, apartado de la escena, observando en silencio.La felicidad de Tete con Thomoe le causaba una sensación incómoda, una mezcla de celos y preocupación por su novia. Aunque no le gustaba verla tan entregada a alguien que no fuera él, confiaba en Tete y en sus decisiones.Dan, notando la expresión sombría de Wilson, se acercó con curiosidad.—¿Por qué tan triste? —preguntó Dan, con una mirada de preocupación en sus ojos.Wilson titubeó por un momento antes de responder, tratando de ocultar sus verdaderos sentimientos.—Por nada, no te preocupes —respondió, intentando disimular su malestar.Dan frunció el ceño, sin estar convencido por la respuesta de Wilson, pero decidió no presionarlo más en ese momento.Wilson miro como Celeste y Thomoe se iban.Mientras tanto Tete, liberada del sótano por su propia astucia, se apresuró por los pasillos de la casa, evitando cualquier ruido que pudiera delatar su escape. Al acercarse al cuarto de sus padres, escuchó mur
Tete bostezó ruidosamente, sus párpados pesados por el cansancio de la noche.La habitación estaba envuelta en una suave penumbra, apenas iluminada por la luz de la luna que se filtraba por las cortinas entreabiertas.―¿Qué hora es? ―preguntó con voz adormilada, mientras se frotaba los ojos para despejarse.Wilson consultó su reloj con una sonrisa tranquilizadora, iluminando levemente su rostro en la oscuridad.―Medianoche ―respondió con calma, ofreciendo su mano hacia ella con un gesto protector ―¿Te llevo si quieres?La oferta de Wilson tomó a Tete por sorpresa, pero no dudó en aceptarla con un asentimiento, confiando en su compañía.―¿A dónde? ―preguntó, intrigada por la sugerencia.―A casa ―respondió Wilson con una amabilidad reconfortante.La promesa de regresar a casa con Wilson llenó a Tete de una sensación de seguridad y protección.―Te amo, aunque... ―Tete comenzó a decir, pero se interrumpió abruptamente, luchando con sus propias emociones.―¿Aunque qué? ―preguntó Wilson, no
―Listo ―murmuró Tete desde el baño, tratando de calmar su mente.Celeste se acercó preocupada.―¿Estás bien? ―preguntó con ternura.―Sí, ya no duele ―respondió Tete, saliendo del baño con una sonrisa forzada.―¿Y yo? ―preguntó Celeste, buscando la aprobación de su hermana.―Hermosa ―respondió Tete, admirando a su hermana con orgullo.Alicia irrumpió en la habitación con una mezcla de emociones en su rostro.―Niñas, Thomoe ya llegó ―anunció, abrazando a Celeste con ternura.―Buen viaje, hermanita ―susurró Tete, devolviendo el abrazo con fuerza.―Cuídate mucho ― añadió Alicia, con voz temblorosa, mientras la despedía con una mirada llena de amor y preocupación.Tete, con la mirada llena de firmeza, enfrentó a su madre con una valentía desafiante.—Sí, ella estará mejor lejos de ustedes ―declaró con firmeza, sin retroceder ante la mirada severa de su madre.Alicia, visiblemente afectada por las palabras de su hija, levantó la mano y le dio una bofetada. Tete, conteniendo las lágrimas que
Wilson anunció su llegada con ternura, ayudando a Tete a desmontar de su espalda.―Amor, ya llegamos ―informó, posándola suavemente en el suelo.Tete, preocupada, le preguntó:―¿Te duele la espalda?―No, no pesas tanto ―respondió Wilson con una sonrisa, despejando cualquier preocupación de su parte.―Vamos a comer ―sugirió, guiándola hacia el interior de un acogedor restaurante.Pasaron la velada disfrutando de la comida, compartiendo conversaciones y risas, hasta que la noche los envolvió en su manto oscuro. Luego, Wilson llevó a Tete a su habitación, donde una sorpresa la esperaba. La cama estaba decorada con pétalos de rosas, creando un ambiente romántico y acogedor.Tete se detuvo en seco, con una confesión atorada en la garganta.―Espera, tengo que decirte algo primero, y después decides si aún quieres seguir conmigo ―dijo con seriedad, rompiendo la atmósfera ligera.Wilson la miró, confundido pero atento.―Dime ―respondió, con su voz suave pero firme.― Tengo una gemela ― reveló
El aire en la habitación estaba cargado de tensión y melancolía. Tete y Celeste se encontraban en su dormitorio, sumidas en un momento de reflexión y complicidad.—Estoy cansada —susurró Tete, dejando escapar un suspiro cansado.Celeste observó a su hermana con preocupación.—¿Dónde estabas? —preguntó, notando la ausencia de Tete.—Con Wilson —respondió Tete, desviando la mirada con cierta incomodidad.Celeste frunció el ceño, preocupada por la reacción de su padre.—¿Viste Thomoe?, papá no me deja verlo —comentó Celeste, buscando comprensión en su hermana.Tete asintió con pesar.—Sí, le dije cosas feas, en verdad lo lamento Celeste no quice decirle lo que le dije, pero si no lo hacía nunca ibas a ser libre con el hombre que amas —confesó Tete, sintiendo el peso de sus acciones.Las hermanas se abrazaron, buscando consuelo mutuo en medio de la adversidad.—Está bien —susurró Celeste, intentand
Wilson se fue a casa de Tete al saber que no había nadie entró sin llamar a la puerta, al entrar en la habitación, se encontró con Tete durmiendo tranquilamente. El sereno ambiente lo impulsó a acercarse a ella con ternura.—Qué linda estás —murmuró Wilson mientras observaba su rostro apacible.Con delicadeza, Wilson acarició el vientre de Tete, sintiendo una mezcla de emoción y paz.—Ustedes también son muy lindos —susurró, refiriéndose a Tete y a los bebés que esperaban.Tete, medio dormida aún, se estiró suavemente.—Ahhhh, qué sueño... tu papá no me deja dormir —comentó, mientras se acariciaba el vientre.—Shhh, vas a despertar a nuestros bebés —advirtió Wilson suavemente, colocando su cabeza sobre el vientre de Tete, buscando sentir más cerca la presencia de sus futuros hijos.—¿Tan feliz te hacen nuestros bebés? —preguntó Tete, notando el contento en la expresión de Wilson.—Sí, mucho —respondió Wilson, co
Nathan guió a Tete hacia una cabaña apartada, rodeada por la quietud del bosque.—¿Dónde estamos, papá? —preguntó Tete, sintiendo una mezcla de ansiedad y curiosidad.—Es una cabaña en la lejanía, entra —respondió Nathan, con su tono serio y determinado.Tete obedeció, pero al adentrarse en el cuarto frío y desolado, su corazón se detuvo al ver a Estrella tirada en el suelo, con signos evidentes de maltrato y su ropa desgarrada.—¡Estrella! —exclamó Tete, corriendo hacia ella y abrazándola con fuerza, sintiendo el nudo en su garganta al verla inconsciente.—Estrellita... —murmuró, acunando su cabeza entre sus piernas, desesperada por despertarla.Nathan observaba la escena con una mezcla de indiferencia y curiosidad.—Vaya, ¿tanto te preocupa esa niña estúpida? —comentó, con un susurró de burla en su voz.—Papá, ella está sufriendo, déjala ir —suplicó Tete, llena de angustia y determinación.—Tete, sé l