Cuando llegaron a la mansión, ella sin decir nada se fue a encerrarse a su habitación, se dejó caer al suelo deslizándose por la puerta. Dejando caer las lágrimas, todo era nuevo para ella. Era una mujer fuerte que ella misma había entrenado, Ahora era débil, estaba destrozada. El dolor que tenía era más fuerte que todo esos dolores de cabeza. Todos la mintieron, la ocultaron cosas, hasta Orlando lo sabía y se lo ocultó. Ella ya no era una niña para que no la dijeran nada, ya era adulta para saber todo.No sabe cuánto tiempo estuvo en el suelo llorando, pero para ella era una eternidad. El alma era un dolor punzante, una agonía que la impedía respirar.Se levantó del suelo y fue al baño, necesitaba relajarse y olvidar un poco todo esa mierda que había explotado en su cara. Encendió la llave de la ducha y se desnudó, entró en ella. El agua empezó a relajarla, el calor calmaba cada músculo de su cuerpo, las lágrimas se mezclaban con el agua de la ducha.De pronto sintió unas manos en su
Los chicos seguían en la mansión de Orlando, les dieron las horas ahí metidos. En el salón sentados frente a la chimenea, tomando copas. Alessa se tenía que ir, ella se estaba arreglando, como todos los días. Hoy había escogido un corsé granate, su pelo hoy estaba en una trenza, cayendo hacia delante. Bajó las escaleras y escuchó unas voces y risas, ella se imaginó que eran los amigos de Orlando.Los chicos escucharon unos tacones retumbando toda la sala, miraron y vieron a la chica. Giovanni apretó sus dientes al verla de esa manera, ver a su hermana vestida como una fulana, no le gustó nada. Ella se sintió incómoda al tener tantos ojos puestas en ella. Se relajó y caminó hasta ellos poniéndose la chaqueta.—Yo me tengo que ir. — dijo avisando al italiano, Orlando la miró de arriba abajo y sus ojos conectaron. —Hoy vendré un poco más tarde, he quedado con los chicos para tomar algo.—Podeis tomar algo en el club después. — respondió. —Intenta no salir del club a esas horas.—Tengo a
Cuando ella llegó a la mansión, vio a Orlando vestido y en el salón con el ordenador. Alessa caminó acercándose a él y se puso a su lado y el italiano le miró.—¿Esta todo bien? — él asintió. —Te noto serio.—Estoy bien. — respondió. —¿Dónde estabas? — ella mordió su labio.—Necesito que me ayudes. — él dejó de prestar atención al ordenador y la miró. —Tengo un mechón de mi padre.—¿Y...?— dijo sin entender.—Quiero llevarlo a un laboratorio y ver si es mi padre. — él asintió.—Dámelo, yo lo llevaré. — ella sonrió y le dio el frasco con el cabello. —Aunque yo ya sé el resultado.Orlando tal vez tendría razón, ¿Qué haría ella si resulta que no es su padre? No tendría familia, estaría sola. Su familia biológica no estaba presente o eso pensaba ella. Su familia biológica, estaba más cerca de lo que ella imaginaba. Orlando la presentaría a sus hermanos, pero ellos deberían ser que la cuente la verdad. Orlando la miraba y veía callada, tal vez ella estaba apunto de conocer a su verdadera
Alessandra estaba confundida, «somos tus hermanos mayores.» Esas palabras se repetían en su cabeza, para ella no podía ser cierto, no podía creerselo. Ella no podía asimilar esas cuatro palabras, cuatro palabras que la dejaron en shock. Su corazón iba a mil por hora, miraba a los Ricci y miró a Orlando, era eso lo que se callaba.—¿Mis hermanos? — repitió en un susurro, con su voz débil. —¿Pero cómo?—Déjanos explicarte. — habló calmado Giovanni.—¡Me abandonasteis! — gritó ya con sus lágrimas presentes—No, escúchanos, porqué jamás te abandonamos. — ella calmó su respiración. —Escúchanos y tú ya decides si creernos o no.—Adelante.—Todo pasó en una noche lluviosa, papá y tú, regresaban a casa, pero tuvisteis un accidente grave. Cuando llegasteis al hospital, a ti te llevaron al quirófano con urgencia, papá no estaba tan grave. El médico salió diciendo que no habías sobrevivido, nos mintió y no sé el porqué. Sufrimos tu muerte, todos. Creyendo que estabas muerta y hace poco descubrim
Orlando seguía confuso, cerró sus ojos con fuerza y los volvió abrir, pero ella seguía ahí parada. No podía creerselo, él mismo la enterró, él vio su cuerpo en la cama y la máquina lo dejó claro. Tal vez el cansancio provocaba todo esa imaginación, pero era tan real. Se levantó de la silla, caminó hasta ella y acarició su mejilla y si, era ella, era real.—Florencia. — susurró su nombre aún sin creerselo. —Estás viva.—Si, mi amor. — él negó. —Tengo mis motivos. — Él se apartó cuando ella quiso acariciar su mejilla. —Per favore.—¡¿Qué?! — gritó. —8 años Florencia, 8 malditos años y resulta que no estás muerta, más te vale tener un motivo. Pero lo que más me importa ahora mismo, es dónde está mi hija.—Te lo explicaré todo. — él se cruzó de brazos. —Cuándo fui a ver a mi madre, recibí un mensaje donde tú estabas en un restaurante y te apuntaban con un arma. Me dijeron que te matarían si yo no hacía lo que ellos decían, después de pensarlo mucho, decidí planear mi muerte. — lloró. —Me
—¿Cómo es eso de qué, querías matarlo? - preguntó Giovanni interesado. -¿Por qué?-Cuando tenía 16 años, la mujer que me crió, que creí que era mi madre fue asesinada por un mafioso, al menos eso me dijo ese hombre. Durante todo ese tiempo, me fueron entrenando, para el día de mañana, vengarla. - confesó. - Me dijo que Orlando Leone, "el monstruo" la pegó un tiro en la frente, crecí con esa rabia durante años. Cuando lo vi por primera vez, jamás imaginé ser su sumisa y mucho menos enamorarme de él. Orlando cuando se entere, me dejará o me matará. - los hermanos negaron.-No, ese hombre te mintió, Orlando no toca a las mujeres, las protege mucho. Te manipuló, te engañó y si quieres un consejo, díselo tú. porque si se entera por otra boca, será peor. - Habló Mariano.-¿Creéis que me abandone? - preguntó con cierta duda.-Tal vez se sienta traicionado, decepcionado, pero no sé lo que pasará. - Respondió Gio. - Ve y dile todo, si te echa de la casa, aquí tienes tu casa.Alessa se acercó y
—¿Cómo? — dijo aún confuso. — Explícate mejor. — pidió.—Cuando decidiste vengar la muerte de tu esposa, el tal Espósito, fue el culpable. Vale, según lo que yo investigué. Alessandra, estuvo entrenando para vengar la muerte de su madre. — Orlando negó, no podía ser cierto. — Esa niña, se acercó a tí para matarte, pero...—Espera. — le interrumpió. — Yo no maté a su madre, fue él quién lo hizo. — dijo. —¡Dios! Franco dime qué es una broma. — suplicó.—No lo es, Alessa va a por ti. Pero también Sabemos que ella no es hija de ese hombre, y la borro la memoria. — Orlando paso sus manos por su rostro. — Orlando antes de cualquier decisión, deja que ella te cuente sus motivos.—¿Qué motivos, Franco? ¡Ella quiso matarme! ¡He tenido a mi enemigo bajo mi techo!— gritó. — Todo lo que he tenido con ella, fue falso.—Se nota sus sentimientos hacia ella, pero no la culpes, no la reclames sin saber todo. — volvió a negar.—Lo que quiero es matarla, pero no puedo. — suspiró. — Alessa es la hermana
Los hermanos ya podían entrar a ver a su hermana, abrieron la puerta y vieron a Alessa dormida boca arriba. Tenía una vía en su antebrazo, unas pequeñas máquinas en su vientre, para ver los signos vitales del bebé. Ellos se acercaron a ella y la cogieron de la mano, dormía profundamente.—¿Creés que ella se emocionará? — preguntó Giovanni mirando a Mariano. — ¿Creés que aceptará estar embarazada? —Si, claro que sí. — respondió. — Ella aceptará a su Piccolo.En ese momento, Alessa iba despertando. La costaba abrirlos, cuando por fin los pudo abrir, vio las paredes blancas, miraba por todos los lados y se encontró a sus hermanos.—Ciao Piccola. — saludó Giovanni con una sonrisa. —¿Como te sientes?—Bien, con un poco de dolor pero bien. — respondió. —¿Lleváis mucho aquí?—Mas o menos. — los hermanos se miraron. — Quiero que nos cuentes, quién re hizo ésto.—Fue ella, la esposa de Orlando. — ellos arrugaron su ceño. — Estaba haciendo la maleta, ella pasó y por detrás me apuñaló. —¿Flore