Esa noche Lawson no pudo dormir. No tenía sueño con todos los pensamientos rondando su cabeza y todas las dudas. Intentaba que todas las piezas encajaran en el rompecabezas pero después de lo que su hermano había comentado como que no, nada coincidía. Era como que las historias no compaginaban y eso no era nada bueno.
Maldición. Se estaba rompiendo la cabeza y solo daba vueltas en el lugar. Necesitaba respuestas. Miles de respuestas y las dos personas implicadas tenían un don especial para evitar el tema a todo lo que daban.
Kenny decía lo que le daba la gana y ahora había incongruencias en su historia, por parte, Raven no decía nada sobre el tema, solo decía que el villano no era ella sino el otro lobo.
Raven…
Ella realmente era alguien extraña, muy extraña. Apenas sabía sobre ella, ni siquiera cuando habían estado juntos años antes en aquellos tiempos donde pasaban mucho tiempo juntos. Ella siempre había sido una caja de sorpresa. Como aquel día que l
Raven abrió la puerta de la oficina donde fue solicitada después de volver de su encargo. El ambiente demasiado recargado no iba con ella, pero si con la persona sentada detrás de un inmenso escritorio de roble tallado y miles de papeles por firmar que reaccionó al notar su llegada.-Regresaste ¿cómo te fue?- Demon levantó la cabeza y le esbozó una sonrisa.La comandante se detuvo delante de la mesa en posición de firme y las manos detrás de la espalda. Hizo un saludo con la cabeza al hombre que estaba a espaldas del alfa y que cumplía el turno de sus funciones. Recibió un movimiento de cabeza de respuesta.Magnus, el otro Comandante de las fuerzas de protección y el lobo que le había enseñado todo lo que sabía. El lobo de un poco más de cuarenta años pero con un cuerpo de envidia y un cabello oscuro con un corte militar era incluso más serio que Raven cuando estaba de servicio. Era alto, no más que el alfa pero mucho más que ella. Era sumamente serio y siempre est
Raven caminaba apretando sus dientes. Su expresión era tan tenebrosa que los soldados y guardias que pasaban por su lado solo saludaban y seguían su camino lo más rápido posible aun si este no les respondía. Los que estaban en su forma lobuna bajaban su cola y la escondían entre sus patas. Rara vez se le veía con el ceño fruncido e impasible. Así que esta vez estaba realmente molesta.Detrás de ella Lawson la seguía no mucho mejor.El alfa Demon se las habían jugado en grande esta vuelta. Tener que confiar uno en el otro. Eso era como que un lobo y una liebre se llevaran bien. Aun cuando él desconfiaba de la historia de su hermano y del pasado de la comandante, algo había pasado entre ellos y años de odio no podían dejarse a un lado tan fácilmente.Ambos doblaron la esquina y caminaron por uno de los pasillos hasta una puerta abierta de donde salían dos soldados. Estos en cuanto vieron a Raven hicieron una reverencia con una palma sobre su pecho con el rostro
Raven recorría con la mirada a todo su pelotón delante de la entrada. Los viejos integrantes eran los que menos le preocupaban ahora. Ella sabía que estaban bien entrenados y las consecuencias de no estar presentables, muchos lo habían aprendido a las malas, además su capitán había hecho un buen trabajo.Por otra parte tenía algunos lobos nuevos que sabía podían darle un buen dolor de cabeza. Los examinó uno por uno corrigiendo tanto sus posiciones como diciéndole algún detalle mal puesto de su uniforme. Era exigente tanto con la capacidad como con la imagen. Era la guardia del alfa, por dios. Debían mostrar la mayor elegancia de toda la manada.Después de terminar la fila de final a inicio, inspeccionándolos minuciosamente se detuvo delante de Lawson que ahora que era su supuesto compañero y estaría en la punta de la fila de espera, a su lado, una noticia que había tomado a todos por sorpresa más no habían comentado nada, eran órdenes de arriba. Lo repasó con la m
Lawson no pudo separar la mirada del cuadro frente a él y recorrió el cristal con la punta de sus dedos. Varios recuerdos vinieron a su mente, así como sentimientos que ocultaba en su interior, muy en el fondo y que por más que había luchado por enterrarlos, al final seguían allí. Dentro de él.Se llevó la mano al pecho y arrugó el uniforma donde apretó la tela. Si solo aquella noche no hubiera ocurrido, si solo los hubiera detenido y encerrado a Raven en su cuarto y enlazado con ella reclamándola como su pareja destinada, si solo no hubieran jugado, si hubiera sido lo suficientemente valiente para enfrentarse a su hermano por la loba, si su familia no se hubiera destruido, si su odio no hubiera sido infundado al punto de casi volverlo loco y ahora siendo una brutal esfera de hechos difusos, se preguntaba dónde hubiera terminado su relación. Le costaba admitirlo, pero se conoc&ia
Lawson no pudo pegar ojo en toda la noche y eso hacía que estuviera del peor carácter posible y más por la razón que era. Tenía las ventanas del cuarto cerradas, estando en total penumbras y aun así sus ojos no habían encontrado la calma. Se sentó en la cama totalmente desnudo solo cubierto por la delgada sábana que no le daba calor a su sofocado cuerpo.No había sido una sola vez la que había tenido que atender aquello que ahora descansaba tranquilamente entre sus muslos. Si recordaba bien fueron tres orgasmos a lo largo de la noche y la única imagen que venía a su mente una y otra vez, durante cada sección de masturbación era el cuerpo desnudo de la odiosa y explotadora de su Comandante hasta se corría y quedaba tana agotado que apenas podía moverse. Eso no era normal.Se llevó la mano a la frente corriendo el cabello húmedo hacia atr&a
El cuarto estaba en penumbras. Solo los rayos de la luna se filtraban entre las rendijas de la inmensa ventana como un manto sobre la enorme cama de sábanas de seda. En el medio de ella un cuerpo delgado recostado boca abajo, casi sin vida, con los ojos muy abiertos sin conciliar el sueño como ocurría desde hacía ya tantas noches ya ni era importante. Solo un camisón cubría su desnudez total y tapaba aquellas marcas que adornaban su piel y le hacían recordar constantemente los sucesos pasados.Un sonido en la puerta le indicó que alguien estaba entrando pero no giró su rostro que se deleitaba en vano con el paisaje que se veía desde el balcón. Nada le importaba. Ni siquiera cuando la cama se movió bajo el peso de aquella persona y del olor agradable que veía con esa persona. Solo había alguien que podía hacerla sentir medianamente tranquila y protegida bajo aquel techo extraño. Aquel lobo solía velar su sueño todas las noches hasta que ella cerrara sus ojos y fingiera dormir,
Raven es mía.Aquellas palabras resonaron en la cabeza de Lawson que tensó su cuerpo en respuesta, su ceño se frunció dolorosamente y sus colmillos crecieron al punto de casi romper su labio inferior. Un gruñido se alojó en su garganta como respuesta natural a otro macho reclamando lo que no era suyo por naturaleza. No lo pudo evitar. Raven era su pareja destinaba por mucho que ambos lo evitaran.Ya sabía que ese lobo le daba mala espina, pero no había querido reconocerlo hasta ese momento. Con razón Raven había reaccionado tan mal en cuanto lo había visto. Ella no actuaba como ella cuando Hunter estaba a su alrededor. Parecía tensa y a punto de colapsar como había ocurrido hacia poco. Vaya facilidad tenía la Comandante para atraer tanto padre como al hijo. Aunque en este caso la reunión que había presenciado entre ellos no tenía nada que ver con la del alfa.-No entiendo la razón de por qué me dice eso- Lawson le respondió con todo el respeto que merecía el lugar
Lawson sintió como el no sabía qué número de golpe caía sobre su cuerpo y apretó los dientes con tanta fuerza que pensó que se destrozarían. Su cuerpo dolía horriblemente y había sangre por todas partes, desde su rostro donde había recibido, al menos, cinco pares de puños destrozando su nariz, mejilla izquierda, y partido el labio inferior de donde no paraba de salir sangre, junto la que brotaba por su nariz. Incluso su cabello era un asco salpicado de sudor y manchas carmines que se pegaba a su nuca y mejilla.Su torso desnudo tampoco estaba mejor, cubierto por varias heridas abiertas de latigazos, arañazos y mordidas incluso algunas habían terminado en sus muslos rasgando la tela del ligero pantalón de dormir. Aun así no había dicho una sola palabra desde de que había entrado en aquella celda. Ni tampoco se había convertido para desgarrar la garganta de aquellos que lo golpeaban. Las cadenas que lo tenían restringido estaban tan férreamente apretadas a sus muñecas que si se