Después de que Daniel se fue, estuve un buen rato sin poder recuperarme. No esperaba que fuera tan ruin.

Los contratos que había firmado con Natalia eran una trampa. Con todos los fondos de los proyectos sin completarse, aunque solo fuera un retraso, el Grupo Álvarez se vería en problemas. Apenas habían recuperado un poco de lo que había perdido José, y la familia Álvarez no podía soportar más caos.

Estuve acostada en la cama un rato antes de decidirme a llamar a Hugo.

—El lunes me reuniré con Daniel para la reconciliación, así que prepárate para actuar.

—¿Tan pronto? —Hugo sonó evidentemente molesto.

—Camila, te he dicho que muchas cosas requieren preparación, y ahora es el momento de presionarlo. Tu asunto debe ser el golpe final, pero no es el momento adecuado.

—Él me está obligando, no tengo otra opción —Mi voz tembló un poco.

Hubo un silencio en el otro extremo de la línea, pero al final, Hugo rechazó mi petición de manera firme.

—No, al menos no ahora. Mi plan aún no está complet