"No tan rápido". Sus cejas se arrugan. "No puedes servirme vino y seguir tu camino. Tienes que quedarte y asegurarte de que me entretengo mientras bebo". Tira de mí para que me siente en su regazo. Me estremezco cuando mi trasero toca la tela de sus pantalones.

¡Maldito vestido!

Sigue deslizándose hacia arriba, mostrando más de mis muslos. Un mal movimiento y se me atará a la cintura, dejando al descubierto mi desnudez.

"Cómo... cómo…". Tartamudeo nerviosa. "¿Cómo quieres que te sirva?”, pregunto con voz temblorosa.

El hombre deja su vaso en una mesa cercana antes de volver a mirarme. Sus ojos pasan de mi cara a mi escote y me derrito cuando sonríe ante la vista. "Preciosa. Eres muy guapa". Ronronea. Se me corta la respiración cuando acerca su cara a mi cuello. Su aliento caliente, que apesta a alcohol, me pincha la carne como espinas y me estremezco cuando sus labios me rozan la nuca. Lo empujo y me pongo en pie de un salto, pero él me empuja hacia su regazo y me inmoviliza con su