Viajamos por varias horas en una dirección que desconozco, ya sea el norte o el sur, o en cualquier dirección dentro de Colorado, no puedo pensar sin Hector a mi lado.

Me quedo apoyada contra el vidrio del coche llorando por horas, no puedo dejar de pensar en mi bebé, y el recuerdo de verlo bajo la lluvia sufriendo me atormenta. Hector ya no es un recién nacido, pero si es un bebé de solo 7 meses de edad, y los bebés son muy delicados, él aún tiene horarios para comer y necesita un lugar caliente para dormir, temo que algo terrible le haya pasado o le esté pasando en las calles, me siento miserable sin mi hijo a mi lado…

Tras varias horas de viaje, cuando finalmente amanece, veo como Hunter entra por un camino de tierra y llega a lo que parece ser una granja en medio de la nada, que a pesar de lucir bastante nueva, me da la impresión de ser un lugar aterrador.

—Finalmente, hogar dulce hogar —dice Hunter satisfecho, parando frente a la granja.

—¿Qué es este lugar? —pregunto confundida.