Alejándonos un poco de la multitud, Jonah y yo decidimos dar un paseo por la playa, quitándonos los zapatos y permitiendo que la arena tibia y el mar tocaran nuestros pies.

Ahora que lo pienso con detenimiento, a pesar de haber pasado una semana entera aquí, no tuve la oportunidad de nadar en el mar, aunque no hubiera podido de cualquier forma, el trabajo fue extenuante y no empaqué un traje de baño. Me pregunto si algún día regresaré aquí junto a Jonah para poder nadar a su lado.

—¿Entonces me amas? —pregunta Jonah en un tono juguetón, caminando a mi lado.

—Cállate… —respondo entre risas— ¿Cuánto escuchaste de lo que le dije a tu padre?

—Lo suficiente.

No puedo evitar sentirme algo avergonzada, por que no estaba en mis planes que Jonah me escuchara expresando mis lindos sentimientos de amor hacia él cuando hable con su padre. Pero supongo que es algo que no se puede remediar, y viéndome en el momento preciso, me giro hacia Jonah y lo abrazo por el cuello.

—¿Te molesta que haya admiti