MIENTRAS TANTO…
Cuando el coche se detuvo ante el portón de rejas doradas, Katsumi bajó, llevaba el abrigo colgado del antebrazo, los guantes y el gorro dentro de su bolso.
No pensó en resguardarse de la nevada, solo quería entrar a la mansión lo antes posible. La idea de ver a Adrick le aceleraba el pulso. La brisa fría del exterior chocó contra su cara.
Había pasado una hora en el interior cálido del auto y cuando los copos de nieve tocaron su cabeza un escalofrío la recorrió.
Se enfundó el abrigo amarillo que le cubrió el cuerpo dejando ver solo sus botas negras que llegaban hasta las rodillas. Rebuscó en su bolso, era un bolso inmenso, podía llevar un microondas en él. Sacó un gorro a juego con el abrigo y se cubrió la cabeza, cogió los guantes, pero no se los puso.
El auto se había marchado y ella permanecía de pie, inmóvil frente al portón. Resopló y el aliento salió de su boca como si fuera humo de cigarrillo.
Se acercó y
Adrick sentía que había pasado una eternidad atrapado en el tráfico, ya había salido del estancamiento y estaba cerca de la mansión —¿Podría apurarse? —le preguntó a la conductora tratando de sonar amable —No. No puedo —contestó ella con un tono borde —¡Joder! —gritó Adrick con una voz gutural. Le propinó dos golpes cargados de ira a la puerta. La mujer detuvo el auto y bajó de él enfurecida. Adrick la miraba confundido por la ventanilla. Ella abrió la puerta —Salga del auto ahora mismo —le gritó la mujer de voz ronca Adrick maldijo y bajó del auto. La mujer cerró la puerta y volvió al volante. El auto amarillo se alejó lentamente de él dejándolo en una carretera solitaria ycubierta de nieve No le quedó otra opción más que caminar. Pasaban algunos autos y Adrick sacaba la mano para pedir aventón. No hacía algo así desde que estaba en la universidad. Le pareció gracioso. Cuando logró llegar a la mansión se tumbó en
Katsumi había revisado el teléfono de Adrick. Lo que había visto la convenció de que tenía que marcharse si quería conservar el poco de dignidad que le quedaba. Había fotos de Kolenka posando en ropa interior y videos en los que le decía toda clase de guarradas. Sí tenían una relación amorosa como cualquier otra pareja, su matrimonio no era arreglado, estaban cogiendo, Adrick se lo había negado y ella le había creído, era una ingenua. Se sentía tan estúpida. No quería volver a verle la cara a Adrick nunca en su vida. Al llegar al hotel, empacó su maleta. No le contó nada de lo ocurrido a Chloe, solo le dijo que le urgía regresar porque extrañaba a sus hijos. Ese, sin duda era uno de sus motivos, pero no el único. —No hay vuelos hasta nuevo aviso —le dijo Chloe —Pues esperaré, seguro habrá vuelos para mañana. Se metió al baño y sacó de su bolsillo el teléfono de Adrick, en ese momento pensó que tenía que habérselo devuelto al chofer. Pe
Cuando Katsumi llegó al lugar, la puerta de la casa estaba abierta. No sabía quién vivía ahí o por qué Adrick se encontraba en ese lugar. Se armó de valor y entró sin anunciarse. La pequeña sala y la cocina estaban en el mismo ambiente, le recordó al departamento en donde vivía con Yoshi. La gran diferencia era que ese lugar estaba hecho un desastre; un librero tirado en el piso, trozosde vidrio por doquier, no había un adorno de cerámica en pie. En un sofá con estampado de cuadros Estaba Adrick sentado, con la mirada perdida y cerca de él, un chico rubio inconsciente o tal vez muerto tirado en el suelo. Se escuchaba un gemido ahogado, provenía de la cocina pero no alcanzaba ver de quien se trataba. Katsumi caminó hacia el ruido y encontró a K
Adrick pasó la noche en la clínica. Al día siguiente, él y Anya recibieron los resultados de los estudios hechos a Fedora, acompañados de la explicación de médico. Necesitaba un hígado y la mejor opción era que un familiar directo fuera el donante —No entiendo doctor, ¿dice que una persona viva puede donar el hígado? ¿cómo es eso posible? —preguntó Anya desconcertada —El hígado es un órgano que se regenera, el donante no quedará sin hígado, solo donará una parte de este que será puesto en la paciente, ambos vivirán con una porción de hígado, pero no por mucho, una o dos semanas después del trasplante, el hígado ya habrá alcanzado su… —Disculpe... —Adrick interrumpió— ¿quiere decir que el donante no correrá ningún riesgo? —El riesgo es muy mínimo —respondió el doctor con mucha convicción —Está bien, yo seré el donante —dijo Adrick tajante —No veo por qué no —dijo el doctor —solo tendremos que hacer algunas pruebas de comp
—Y…¿Han vuelto las pesadillas? —preguntó el hombre de pelo encanecido sentado frente a él —No. No han regresado. No sueño nada, ni bueno ni malo. Solo cierro los ojos y cuando los abro ya ha amanecido —respondió Adrick tumbado en el sofá —son dos años sin pesadillas —¡Excelente! —respondió el doctor Peterson acomodándose los lentes sobre la nariz. — ¿lo han hecho enojar últimamente? —No —respondió Adrick— es decir, si, me han hecho enojar y mucho, pero no he roto nada. Luego, cuando entreno pienso que el saco de box es la nariz de la persona que me ha hecho enojar —Bueno, esa es una técnica de control muy válida. Aunque deberíamos trabajar un poco más en eso —¡Vale! —respondió Adrick sonriendo —¿Cómo va la relación con su madre? —¿Mi madre? Bah…—resopló— mi madre insiste en seguir siendo mi ama de llaves. Ni siquiera ha querido mudarse a la casa que le he comprado. Me sigue llevando el desayuno a la cama los domin
—¿Son mis hijos? —preguntó Adrick en un susurro después de que se levantó —¡Joder! si son mis hijos —Adrick ¿podríamos discutirlo en otro momento? —Katsumi temía que Adrick hiciera una escena. Temía que le arrebatara a sus hijos ahí mismo. —Podríamos discutirlo ahora —dijo con un tono imperativo —¿Has venido a buscarme hasta aquí? —No podía creer que Adrick la hubiera perseguido hasta dar con ella. Seguía siendo un maldito psicópata. —No, yo…—Adrick hizo una pausa y miró a los niños que jugaban despreocupados — ¿los puedo invitar a comer un helado? —Preguntó señalando a los gemelos —digo, a los tres, por supuesto —aclaró. Katsumi asintió con la cabeza —Niños, vengan un segundo —inclinó ligeramente su cuerpo para hablarles —él es Adrick, un amigo <
Todos subieron en el mismo taxi; Anya, Adrick, Katsumi y los gemelos que se habían quedado dormidos. Adrick cargaba a Noah y Anya, a Jacob. La noche en la feria había estado fantástica. Katsumi se sorprendió con los sentimientos que había provocado en ella ver a sus hijos disfrutando con Adrick. Una sensación de felicidad. Eso sentía, pero sabía que eso sería breve. —A ver, primero al hotel, queda primero. Después a mi departamento —dijo Katsumi —Oh no, Katsumi, ¿cómo llegarás hasta tu depa con los dos niños dormidos? —replicó Anya— Adrick, yo me quedaré en el hotel, tú ve con ella y ayúdala —No es necesario. Los despertaré para subir, luego seguirán durmiendo como si nada. —¡Vamos Katsumi! Adrick solo te ayudará a cargar a uno de ellos, no es que tengan que follar por eso —dijo Anya con la mirada entrecerrada, seguía siendo tan frontal como la recordaba. —Está bien —dijo Katsui y resopló. Adrick no intervino, pero
—¿Estás bien? —preguntó Bratt acariciando la mejilla de Katsumi, ella asintió con la cabeza —Estoy bien, no te preocupes —Espero que esto no cambie los planes para este fin de semana —había súplica en sus ojos cuando le habló. —No, para nada —respondió ella rodeándole el cuello con sus brazos, él la besó en los labios —Mmm... comparte un poco de ese vino conmigo —le dijo Bratt al sentir el aliento de Katsumi, ella fue por la botella y le sirvió una copa —¿no me acompañarás? —preguntó Bratt —No, mañana tengo que salir temprano, tengo la última prueba, es la definitiva, mi cita es a las ocho en punto, y resulta que la tienda que te ha recomendado esa amiga tuya, resultó ser la más solicitada de Los Ángeles, tienen mucha clientela todos los días, son muy estrictos con los horarios, si no estoy ahí mañana a las ocho, me reprogramarán para el otro mes y supongo que no quieres eso. —Oh, no, claro que no quiero eso —Katsumi le dio un beso en