Capítulo 28: Clarividente

Ónix

— Me estás empezando a marear, ¿Puedes calmarte? — Alondra se levanta de la silla en la que se encuentra, mientras que yo no puedo dejar de moverme de un lado para el otro.

— ¿Cuánto tiempo va a tardar Luciano? — Se supone que nos veríamos aquí y que él se encargaría de traer al anciano sabio y luego visitaríamos al joven con el que llegó Nala, pero llevamos casi quince minutos esperando.

— Hola, perdona, pero el sabio anciano no encontraba sus medicinas — Dice Luciano entrando en la habitación.

El sabio toma asiento y Alondra le prepara una tizana, le ofrece biscochos y le pregunta sobre su familia y sus nietos y bisnietos, mientras yo estoy a punto de explot

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