***La sala se sumió en un silencio denso. El sudor perlaba la frente de Lenox mientras su respiración se volvía calculada, sus manos temblaban y el miedo se apoderaba de su sistema nervioso, sin apartar la vista del monitor tras la última descarga potente. Era la última oportunidad, así que rogaba
Sin embargo, unas dos horas después, la misma enfermera apareció frente a ellos de nuevo.—¿Qué ha pasado? —preguntó Cayetana con angustia—. ¿Todo ha salido bien? ¿Está fuera de peligro?.La mujer negó con pesar.—Fue sometida a cirugía —explicó—. Tenía un traumatismo craneoencefálico, fracturas óse
***La noche se había apoderado de la ciudad cuando Clodan conducía a toda velocidad, su corazón tan agitado que el sonido de su latido le resultaba molesto. Solo anhelaba una cosa, una oportunidad: que ella aún estuviera allí.Detuvo bruscamente el auto frente a su edificio residencial y descendió
—¿Querías que te dejara morir? —inquirió con reproche.—No, Clodan. ¿Sabes qué hubiera sido mejor para mí? Que nunca hubieras aparecido en mi vida. Eso hubiera sido mejor que pasar por todo esto.—Sabes que no es lo que sientes.—¿Y tú qué sabes? Por supuesto, me has tenido detrás de ti, por lo que
***Los ojos de Clodan se abrieron de sorpresa al observar lo que las cámaras de seguridad captaron. Efectivamente, alguien del personal de servicio había irrumpido en el estacionamiento subterráneo. La figura de una mujer manipulaba claramente el sistema de frenos. No se necesitaba ser adivino para
—Pero...—Yo me quedaré —Valentino finalmente habló con determinación. —Todos pueden regresar, yo esperaré aquí.—Valentino... —intentó protestar su primo.—No me moveré de aquí hasta verla —declaró decidido.Hubo poco que decir. Al final, Dimitri y Alexis prácticamente arrastraron a Layla y Cayetan
***La decepción se reflejó en el rostro de Clodan al entrar al apartamento. Vacío. Ella no estaba ahí, se había ido. No sabía cuántas horas habían pasado desde que hablaron, pero era la primera vez que sentía esa amargura tan ácida en su corazón. Quizás si no la dejaba ir por su cuenta, sería un cr
—Cálmate, Serafina —su esposo trató de tranquilizarla, pero parecía estar entrando en pánico.—¿Qué hacen ustedes aquí? —una voz mordaz interrumpió la escena. Todos se giraron y vieron acercarse a Cayetana tomada de la mano con Alexis, se veía notoriamente disgustada al ver a sus padres en vez de se