Mateo

Llevaba un buen rato acomodado en los cojines que había puesto en el suelo observando a mi pareja.La rubia no había consentido sentarse a mi lado y estaba de pie apoyada en una de las paredes.Por dos veces se había quedado dormida y había estado a punto de impactar su culo contra el suelo.Era bien tozuda.

Me levanté,agarré una de las suaves mantas y la puse sobre sus hombros. Antes de que pudiera reaccionar hablé.

—No tienes porqué pasar frío.Si no me quieres cerca me quedaré fuera— salí de la celda y me senté en el suelo.

—¿Vas a quedarte ahí toda la noche?— preguntó mirándome con el ceño fruncido.

—Sí,te dije que no me iba a ir—

—No tienes porqué quedarte como un perro guardián,Beta.No voy a escaparme.No podría aunque quisiera—

—No estoy aquí para vigilarte, solo,bueno,eres mi pareja y no quería dejarte sola— la sorpresa se reflejó en su rostro por unos segundos pero luego volvió su ceño fruncido.

—He pasado muchas noches sola en sitios peores,no tienes porqué preocuparte por m