Samaniego se encontraba completamente absorto en sus pensamientos, quería ir al hospital puesto que estar en el lugar que vivía lo estaba asfixiando; no encontraba tranquilidad, su novia Mariana, no se encontraba, debía de estar en el restaurante, esa visión de ella mucho más joven, lo dejó perturbado, tomo su teléfono de la mesa de noche, necesitaba reportarse enfermo, al menos por ese día quería alejarse tanto de Mar, como de Lanah, pero sobre todo de la sombre de mil novecientos tres.
Miro el reloj en su teléfono eran las nueve de la mañana, la señorita Gela, ya debía encontrarse en su
Era mi madre; ella se encontraba ahí, yo la vi, era ella; ¡no puedo estarequivocada! -decía trece, comenzó a mirar por todos lados de la habitación como si buscara a un ser invisible que no estuviera presente en ese momento- ¿me crees?, papá, ¿mecrees? -la chica tomo la mano de su padre con desesperación. Cálmate, hija; por supuesto que te creo, te dije que siempre lo haré, ahora más que nunca- el hombre atrajo a su hija hacia su pecho con sus brazos para atraerla hacia su pecho, el hombre miraba por encima del hombro de su hija, en la mirada se podía
Era algo mucho más profundo que su mente no alcanzaba a comprender o no lo podía realizar; Mariana, su novia, y mil novecientostres, erantan parecidas, pero a la vez tan diferentes, no podía decirle sobre eso a su novia, sabía que semolestaríabastante al ser comparada con una enferma del hospital. La paciente se encontraba sentada frente a él, con un cuaderno de dibujo y crayones, no le permitían tener colores de madera ya que podría lastimarse con la navaja o con estos mismos, el color más utilizado por ella, era el rojo.&nb
Era muy cruel para ser cierto, era el pensamiento que pasaba por la mente de Armando Abelló, era bastante mezquino y malvado; su cerebro trabajaba con rapidez. ¿dime en que piensas?, amigo, mío- le cuestiono Adrián- espero y no sea lo mismo que yo, ese temor, se encuentra en mi mente. Se encontraba completamente confundido, su mente comenzaba a ver con claridad, había sido Roberta, ella asesino a su mejor amiga, lo hirió de gravedad a él y la inculpo a ella, era bien sabido que Roberta Solano, no tenía ningún aprecio por su hija, es más parecía que la odiaba y despreciaba.Él había regresado a México con un plan, el volver a verla, saber que se encontraba bien, sus padres se quedaron en el extranjero, se encontraban temerosos y con justa razón por lo sucedido en el pasado, noqENTRE DOS MUNDOS
Yo no fui, yo no le enterré el cuchillo a ninguno de los dos- dijo mil novecientos tres a su enfermero- yo cuando reaccioné- la mujer guardo silencio de pronto y miro alrededor tratando de reconocer el lugar donde se encontraba; el hospital cambio a su alrededor, los ojos de ella comenzaron a mostrarse asustados y descontrolados antes de desmayarse en los brazos de Hernández.En la mente de la mujer pasaban cientos de imágenes a toda velocidad, su novio ensangrentado, la amiga tirada en un charco de sangre, un hombre
Está bien, la podrás ver- dijo Adrián- solo te pido dame unos días, sólo unos días y la podrás ver- el padre deella; dela paciente que todos conocían como trece, haría algo para que el alma de su hija se tranquilizara y relajara, era el momento que muchos conocieran su nombre, y recordará sin llorar al hombre, que se encontraba frente a él, a ese hombre que respondía al nombre de... A ese hombre que respondía al nombre de Manuel Samaniego, esa persona que fue atacada por alguien hace diez años, ahora que lo veían con c
La mente de mil novecientos tres comenzó a despertar, la realidad mezclada con la fantasía, la sangre la sensación que algo horrible había sucedido, ella en su interior siempre había tenido la certeza de quien era, era algo que en su mente estuvo presente salvo que no quería hacerle caso, el San Bernardino no era real, bueno si lo era, estuvo ahí unos cuantos días o semanas, no recordaba.Ella tenía las imágenes en su mente, las violaciones por parte de su abuelo, su madre encerrándola en el armario, creo una reali
Comenzó a gritar con desesperación, alguien tenía- que venir a ayudarla y apoyarla- ¡POR FAVOR, AYUDENME! ¡ALGUIEN QUE ME AYUDE!, los gritos comenzaron a resonar a lo largo del pasillo del piso cuatro, algunos de los médicos de guardia se pusieron alerta al mismo tiempo que los enfermeros del lugar, así que el Doctor Noriegase apresurópara ir corriendo a la habitación de trece. Roberta se encontraba sobre trece, sujetándola con fuerza del rostro- vamos pequeña, convence a tu padre que me deje tú tutela, dile que no lo quieres ver y deja de gritar maldita loca- le