Está bien, la podrás ver- dijo Adrián- solo te pido dame unos días, sólo unos días y la podrás ver- el padre de ella; de la paciente que todos conocían como trece, haría algo para que el alma de su hija se tranquilizara y relajara, era el momento que muchos conocieran su nombre, y recordará sin llorar al hombre, que se encontraba frente a él, a ese hombre que respondía al nombre de...
A ese hombre que respondía al nombre de Manuel Samaniego, esa persona que fue atacada por alguien hace diez años, ahora que lo veían con c
espero que este Capítulo les haya gustado y lo estén disfrutando, yo lo hice al escribirlo.
La mente de mil novecientos tres comenzó a despertar, la realidad mezclada con la fantasía, la sangre la sensación que algo horrible había sucedido, ella en su interior siempre había tenido la certeza de quien era, era algo que en su mente estuvo presente salvo que no quería hacerle caso, el San Bernardino no era real, bueno si lo era, estuvo ahí unos cuantos días o semanas, no recordaba.Ella tenía las imágenes en su mente, las violaciones por parte de su abuelo, su madre encerrándola en el armario, creo una reali
Comenzó a gritar con desesperación, alguien tenía- que venir a ayudarla y apoyarla- ¡POR FAVOR, AYUDENME! ¡ALGUIEN QUE ME AYUDE!, los gritos comenzaron a resonar a lo largo del pasillo del piso cuatro, algunos de los médicos de guardia se pusieron alerta al mismo tiempo que los enfermeros del lugar, así que el Doctor Noriegase apresurópara ir corriendo a la habitación de trece. Roberta se encontraba sobre trece, sujetándola con fuerza del rostro- vamos pequeña, convence a tu padre que me deje tú tutela, dile que no lo quieres ver y deja de gritar maldita loca- le
Los tres hombres al escuchar eso se quedaron mirando entre sí, esto fue antes de levantarse y dirigirse a esahabitación, la habitación milnovecientostres.¿Cómo pudo haber pasado eso, Armando? Cuestiono Adrián mientras entraban al ascensor que los conduciría al cuarto piso- espero y que ella se encuentre bien, ya que no sabre que haré si descubro que Roberta le hizo daño alguno, juro por Dios que la haré pagar- el hombre se comenzaba a sentir muy enojada casi al grado de la furia
Lo que tú digas, Roberta, pero creo que deberías tener más cuidado, y no tan arrebatada, el ir al hospital donde se encuentra tú hija y hacerle pasar un mal rato, no fue muy inteligente de tu parte-hablo el hombre- debiste intentarganartela,hacerlasentir tranquila y no atacarla. Me es imposible, en verdad con tan solo verla y saber que está viva, ver que aun en su locura ella es feliz, que él, Adrián procura que tenga las cosas que pueden hacerla feliz, siempre ha sido así- ella volvió a tomar de la cerveza que tenía en la mano, caminaba de un lado a otro mientras
La mente de trece comenzaba a desmoronarse nuevamente, todo comenzaba a causarle un grandolor, elvolverlo a ver y tenerlo cerca hizo que sus pensamientos trabajaran de una manera veloz. Busco con ahincó los ojos castaños de Samaniego- los ojos de ambos se encontraron, la mujer tenía los ojos llenos de lágrimas al reconocer al hombre, pero al verlos directamente su mirada parecía que se encontraba en otro lugar y espacio. El saber que Manuel Samaniego se encontraba vivo le trajo paz a su alma, pero su mentevolvióa alterarse.
¿recuerdas tu nombre? - se escuchó la voz de Samaniego, el ambiente se volvió tenso y trece se quedó pensativa antes de responder.Si, lo recuerdo, me llamo...La voz trece se perdió en un susurro, la mujer miro con ojos desconcertados. a Manuel Samaniego quien la miraba con intensidad.
Noriega salió rumbo a la recepción del hospital, llego a los elevadores del mismo, ya dentro del aparato que lo llevaría a la recepción, el medico iba pensando sobre Mariana Márquez, y sus sentimientos acerca de ella. Al llegar a la recepción, la mujer que se encontraba ahí, se encontraba revisando unos cuantos papeles quehabíanllegado, cartas, recibos yacomodandolos pases de visita para el día siguiente. Buenas tardes, doctor- hablo la mujer- ¿le puedo ayudar? - la mujer alzo la mirada para encontrarse con el rostro de Noriega- sí, me puede apoyar, señorita hace u
Mariana continuaba dormida, las imágenes la llevaban su estancia breve en el San Bernardino, los pasillos, el jardín, los médicos y enfermeros, el rostro de él lo veía en la cara de cada uno de los médicos del lugar, las pesadillas continuaban de esa misma forma, de manera repetitiva durante esa noche.En el hospital Nueva Esperanza Mariana se encontraba aun sedada, el doctor Armando Abelló se encontraba en su oficina, el día había sido bastante estresante y doloroso para algunas personas, se encontraba