Capítulo 29Sabrina Schulz De verdad he subestimado el líder de Adler Schulz.Le ha costado solo unas horas darse cuenta de quien fue la persona que me ayudó a salir de la mansión. Me agarro con firmeza del borde de la isla. Elisa me mira y sonríe, quizás viendo el pánico y temor que reflejan mis ojos.Si la bestia me encuentra, no sólo estaré muerta yo, sino también todas las personas que me aman. Pero si vuelvo a él, de todos modos, esas personas morirán. Erick Spencer me mira, pero no se mueve y le agradezco mucho que no lo haga. Creo que estoy a punto de colapsar.Angie entra alterada a la cocina y una Adele ebria detrás de ella, tengo tanto miedo de llevar al límite a Adler y este lleno de odio y rencor acabe con todas las cosas que más amo en el mundo. Ángela me abra
Capítulo 30Adler Schulz Inhalo el hilo blanco con mi nariz.Llevo dos días sin Sabrina y no quiero perder las esperanzas de volver a tenerla conmigo. Son casi las seis de la mañana y no dormí en toda la noche pensando las mil maneras que tendré que hacer para recuperarla. Todo empieza a darme vueltas, quiero poder tocar con mi lengua su dulce coño, ese que me ha vuelto loco durante seis largos y maravillosos años.Alguien toca la puerta de mi habitación y no estoy de ánimo para abrirle ni hablar con nadie. Vuelo a inhalar porque necesito perderme en este mundo mágico que disminuye mi pena. ¿Erick te trata bien? ¿Y si te tocó? Aprieto los puños de mis manos, si ese malnacido te puso tan siquiera un dedo encima, ya es hombre muerto.Mi pecho me duele por tu ausencia, jamás pensé perderte
Capítulo 31Sabrina Schulz Papá…Me sostengo de la pared de la habitación para no caer, sabía que tarde que temprano algo así iba a suceder, pero creo que jamás estas preparado para ver a tus padres partir. Adler es el hombre más sádico que conozco.Elisa tiene los ojos bien abiertos esperando mi reacción, sostiene una vela en su mano y la forma en que me mira es demasiado tétrica. Ni siquiera sé en qué momento ha llegado de nuevo a mi habitación; pero siento que lo único que necesito ahora es dormir y despertar cuando mi vida no sea esta tan miserable. Quiero poder gritar, pero la necesidad de liberarme de estas cadenas me sigue oprimiendo.Maximiliano Beckett, el hombre que vendió a su hija por un par de millones hoy ha muerto a manos del animal que me hizo tanto da&ntil
Capítulo 32Sabrina Schulz Suspiro hondo.El brazo de Erick hace presión contra mi pecho, mientras que su mano libre acaricia de manera lenta y suave mi abdomen. Aprieto mis párpados al sentir el aliento caliento y con olor a pasta de dientes del hombre detrás de mí. Tengo la necesidad de verle a los ojos, porque esta es la primera vez que me dejo tocar por alguien que no es Adler y presiento que en cualquier momento puedo colapsar.Un beso húmedo se deposita en mi hombro desnudo, Erick aprieta con firmeza su cuerpo contra el mío, logrando que sienta con firmeza su masculino miembro sobre mis glúteos. De manera delicada sus dedos trazan líneas imaginarias sobre mis mejillas sonrojada por el momento tan candente en que estoy envuelta.Un suspiro hondo de parte del rubio, logra erizar mi piel por completo, Erick hunde sus dedos sobre mis cachetes para acto seguido dejar otro beso ahora sobre la piel sensible de mi cuello. Gimo despacio al percibir la mano del rubio encima de la tela de
Capítulo 33Erick SpencerLo he dicho por fin.Sabrina tiene sus ojos cafés puestos sobre mí, mi cuerpo tiembla por las palabras que han salido de mi boca. Elisa esta cruzada de brazos a mis espaldas y puedo verla de soslayo que ha escuchado mi confesión hacia la rubia mujer que he amado por varios meses.La botella que ha tirado al mar se ha ido lejos, pero lo que realmente me preocupa es la cara de horror que tiene la rubia en este justo momento. Quizás me he precipitado demasiado en decirle lo que en verdad sentía, pero sé que, si no lo hacía ahora, no sería capaz de decirlo después.Sabrina amplía su sonrisa de manera débil y vuelvo a respirar, caminamos por la arena caliente de la playa para así volver a la mansión, miro mis manos sin saber que decir, porque desde que solté l
Capítulo 34Sabrina SchulzMi corazón late con fuerza.Adler ha expuesto a mi padre a esta penosa situación, corro hasta la playa para vomitar todo lo que llevo dentro. Cada vez que pienso que la bestia no puede superar lo que hizo anterior viene y vuelve a sorprenderme. Adele le dice algo en susurro a Erick que no logro entender. Respira hondo Sabrina antes de que te vuelvas loca si es que ya no lo estás.¿Cuándo me dejaras en paz?¿Cuándo te darás cuenta que jamás te he amado y jamás podré hacerlo?Los ojos de Erick brillan de una forma peculiar cada vez que estoy cerca de él, las palabras no quieren salir de mi boca y por eso lo único que hago es sonreírle con debilidad intentando ignorar la bajeza que ha hecho Adler Schulz para hacerme volver. El rubio toma mi mano con
Capítulo 35Sabrina SchulzEn cierto modo, sé que Elisa tiene algo de razón, con solo ver a Erick se nota a leguas que viene de una buena familia inglesa ¿Y quién soy yo? solo la mujer que fue secuestrada por un mafioso.Adele sujeta con fuerza de la mano a Elisa, mientras la morena no deja de mirarme, Angie se coloca detrás de mí, intentando protegerme si la ex prometida del guardaespaldas se le da por agredirme. Respiro hondo pausadamente, debo ser firme en mi decisión, así que le miro con insistencia intentando llamar su atención.—Creo que debes… —me mira—Creo que debes marcharte Elisa, debes aceptar las decisiones de otras personas y Erick decidió romper su compromiso contigo mucho antes de empezar una relación conmigo, así que deberías analizar que estás ha
Capítulo 36Sabrina Schulz Todos los presentes en la sala, me observan como si fuese un bicho raro traído de marte. Erick pasa su brazo por debajo de la mesa para sujetar mano y transmitirme un poco de paz y algo de confianza. La madre del inglés sonríe de manera malévola en el justo momento cuando pega sus labios sobre el borde de la copa de vino.Los padres de Elisa no dejan de hablar sobre sus acciones y lo maravilloso que está todo.—¿Y de dónde eres? —trago grueso al escuchar la pregunta para mí de parte del hermano mayor de Erick.Parpadeo un par de veces—Soy de Alemania con ascendencia de Colombia, señor—respondo dubitativa. Alzo la mirada al darme cuenta que todos me miran con insistencia. Erick toma mi mano para posarla por encima de la mesa. Abro los ojos, porque esto sería declararles la guerra a sus padres.Abraham Spencer, deja el cubierto con el cual cenaba a un lado, frunce el ceño sin dejar de mirar nuestras manos entrelazadas—Eso quiere decir que no es completamente