Comprendo perfectamente que significa esa mirada en Jareth, en el pasado, me hubiese asustado. Pero, al saber todo el placer que causa en mí, sonrío. Él me ha moldeado a su antojo y me gusta.

Porque, no me lastimó para moldearme y mucho menos, hizo algo que me hiciera dudar de quien soy, si no que, me hizo reencontrarme con algo que no sabía que tenía y por eso, me siento libre.

Tan libre que soy capaz de ser yo quien me lance a sus brazos y lo bese, sabiendo como puede extenderse esa aroma embriagante que desprenden nuestros cuerpos. No nos movemos de donde nos encontramos.

Por eso, nos quedamos en el suelo besándonos, mientras nuestra aroma da un claro ejemplo de que nadie puede acercarse. Algo que poco me importaba, porque solo podía concentrarme en besar y tocar al hombre que me he entregado por completo.

—Me hace muy feliz que no seas tímida— dice Jareth y yo sonrío.

—¿Cómo puedo ser tímida con alguien que conoce cada parte de mi cuerpo? — pregunto y él asiente sonriendo.

—Tienes