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Capítulo 2: El Alfa la ha encontrado.

Aiden

No puedo siquiera imaginar que tendré que vivir con una omega comprada, solamente para poder sustentar y validar mi puesto como Alfa. Mientras no tenga una loba a mi lado seré el hazme reír de todos en la manada, no me tendrán respeto y para ellos seré el Alfa en la historia que más le ha costado conseguir a su omega. En eso he quedado… una generación de los mejores Alfas por siglos me precede y la he defraudado.

—Sabía que estarías aquí —escucho a mi lado a mi fiel amigo Dominico en su forma de lobo con su pelaje cobrizo.

—Al menos di la verdad; mi padre te lo dijo —Dominico vuelve a su forma humana y comienza a reír.

Mi padre sabe que cuando quiero estar solo, quiero pensar vengo al bosque cerca de las afueras del pueblo, me gusta estar aquí por su aroma, por el viento en mi pelaje, porque puedo ser yo, porque puedo correr y sentirme libre.

—Me atrapaste —contesta y al transformarme igualmente a mi forma humana, también río con él.

—Sé que no era la forma en la que querías validar tu puesto, pero sabes que es la única que hay en este momento —me dice un poco cabizbajo—, mírale el lado positivo; Alisson es bella.

—Pero no es mi omega, no he sentido ese cosquilleo en el estómago, ese ardor en el cuerpo, no le he sentido cuando la veo y no lo sentiré jamás… —contesto.

—Aún así es de una familia importante y ya se comprometieron, te casarás, Aiden, te guste o no.

—Sí, por qué compré ese matrimonio.

—No fue exactamente lo que pasó —contesta Dominico.

—¿Y cómo le llamas al hecho de que tuve que darle un buen puesto en el consejo al padre de ella solo para poder cansarme? No hubo una transacción de dinero, pero la compré, amigo, eso es evidente.

Hace dos años me convertí en el nuevo Alfa; mi padre, Aiden III me dio ese puesto, soy su sucesor, recuerdo que hicieron un festín ese día, incluso más grande que el día que me convertí por primera vez. Todo iba de maravilla hasta que los murmullos comenzaron, era el Alfa y en mis veintiocho años no había conseguido a mi omega, no la había encontrado, por lo que estaba fallando a la regla primordial de manada; el Alfa deberá tener siempre a su Omega, deberá engendrar un sucesor varón y deberá velar por el bienestar de su manada y ahora, cuando es imposible esperar más, mi padre ha hecho un trato con una familia importante; me casaré, al fin, pero ella no es mi Omega, es una farsa, todo es una farsa para poder mantener mi puesto.

Alisson es bella, tiene un pelaje blanco y ojos azules, en su forma humana es blanca como la nieve con un cabello negro como la noche, curvas que te hacen pensar miles y miles de formas de llevarla a tu cama, pero por muy bella que sea, en el fondo, yo sé que ella no es mi Omega, no es la compañera que nació para mí.

—¿Recuerdas cuando éramos niños y nuestro sentido del oído se estaba agudizando? —yo asiento ante la pregunta de Dominico—, recuerdas que nos gustaba acercarnos a la antigua gasolinera de la entrada del pueblo, poner atención y escuchar los corazones de los visitantes —yo río.

—Siempre te ganaba, siempre he tenido mejor oído.

—¿Una carrera? —pregunta arqueando una ceja.

—¿Por qué no vas por la camioneta? Ya no somos niños Dominico.

Él se ríe y en un segundo su pelaje vuelve a mostrarse me mira por un segundo y se pierde entre los árboles. Pocos minutos después el claxon de la enorme camioneta se escucha en la carretera, así que me encamino hasta allá, me subo en la parte trasera del auto y Dominico arranca.

En pocos minutos llegamos a la salida del pueblo, a la vieja estación de gasolina que amigo mencionó, él detiene el auto, se baja del asiento del piloto y llega hasta mi puerta la cual la abre al tiempo que yo niego con la cabeza.

—No quiero que te comportes como mi empleado si no es necesario.

—Técnicamente lo soy; soy parte de tu guardia, mi deber es protegerte —contesta.

Decido no decir más nada y bajar del vehículo, hasta que siento palmaditas de Dominico en el brazo.

—Cuando éramos niños no nos fijábamos en los buenos traseros y definitivamente chicas como ella no venían de visita.

En cuanto escucho a mi amigo, volteo la mirada hacia la chica de la cual habla y al verla a los ojos, es cuando todo a mi alrededor se paraliza, comienzo a sentir lo que siempre había soñado y de la manera en la que lo había soñado. El ardor en la boca del estomago aparece, el cosquilleo en mi entrepierna hace acto de presencia lo que me provoca una erección, mi instinto quiere correr hacia ella, convertirme en el gran lobo que soy y llevármela lejos, tanto que debo apretar los puños fuertemente para controlarme, siento que comienzo a sudar. Puedo escuchar su corazón, puedo olerla, incluso saborear esos labios rosados que tiene.

—Aiden… ¿qué te pasa?

No puedo contestarle, no puedo pronunciar palabra alguna, porque sus ojos, sus simples ojos, me hipnotizan….

—¡Aiden! —Dominico vuelve a hablarme y es solo cuando ella se muestra nerviosa y desvía la mirada que yo salgo de mi trance. Se sube al auto y es cuando puedo contestar.

—Es ella Dominico, es ella… ella es mi Omega —él frunce el ceño sin entender.

—Espera, ¿lo que estaba pasando es lo que creo que estaba pasando?

—Sí…. La encontré…

El auto arranca y ella vuelve a verme, nuestros ojos se encuentran de nuevo hasta que la pierdo de vista.

—No puede ser ella, Aiden, es humana.

—Créeme cuando te digo que es ella; esto no se equivoca, ella es mi Omega —respondo aun viendo el lugar por donde se fue.

—Entiendo, pero, Aiden tienes que respirar, sé que lo que estás sintiendo es una bomba de emociones, ya lo viví, pero escúchame, te vas a casar te acabas de comprometer, y además, ¿cómo le vas a decir a todos que es humana o peor, que Alisson nunca fue tu Omega?

Las palabras de Dominico son una bomba de realidad, no puedo creer que la haya encontrado justo dos días después de comprometerme con Alisson. Si fallo a mi palabra todo esto se convertiría en un campo de batalla, además conozco a la mujer con la que me comprometí, si se llegase a enterar de todo esto, no dudaría en desgarrarle la garganta a esa chica, la quitaría del camino inmediatamente.

—Sabes que consejo… Dios, ni siquiera el consejo, Alisson no va aceptar eso —Dominico vuelve a hablar.

—¡Pero yo soy el Alfa! —mi voz fuerte inunda el lugar en cuanto grito—, yo decido qué hacer.

—No puedes pasar por encima de reglas que existen mucho antes que tú.

—Averigua quién es, yo me encargo —me alejo de él y corro al bosque donde me convierto en mi animal interior y corro hacia casa.

Ella es la chica para mí, la que he esperado siempre; la quiero solo para mí, por encima de todo

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