Capítulo 107

Amaya

La sorpresa que me dio mi marido fue todo lo que esperaba y más, fue como estar dentro de un cuento de hadas, fue como volar con la mejor vista de todas. Y cuando me desperté, no pude hacer más que ver el mundo a través de los lentes del amor, por lo que disfruté mucho de la playa, del azul infinito del pacífico, del calor sabroso de una temperatura agradable como la de Hawái.

Me puse un pareo y un traje de baño para ir a dar una ducha, así que disfruté del mar tanto como pude, de la libertad de estar sola, de lo dulce que era saber que tenía la libertad de hacer aquello. Era sumamente paradójico, por no decir irónico el hecho de que luego de casarme con un mafioso pudiese hacer lo que estaba haciendo.

Sonreí feliz de la vida, de la oportunidad y cuando salí dispuesta a desayunar, Hani me tenía una bandeja lista como un desayuno

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