Miraba a esa mujer que alguna vez fue suya, su compañera de juegos y con la que pensó en su momento que podía tener una linda familia, ahora lo único que esa mujer le producía era un completo rechazo. Su hijo estaba sufriendo por ella, luchando por tener algo bueno en su vida, pero nada podía salir como planeaba y estaba jodido. Ya no sabía que tanta mala suerte podía tener en toda su vida como para que esa mujer estuviera ahí delante de él con un collar que por supuesto pertenecía al hombre que se la arrebató de las manos.
Dios, ella era hermosa, la envidia de muchos y por alguna razón no sentía nada hacia ella. ¿A qué se debía todo eso?
— Ya te dije que no te daré a Michael —la encaró—. No sé que tienes
— Espérese un momento —lo detuvo bruscamente—. ¿Cómo es eso de que se casará conmigo? ¿En qué momento dije que aceptaré algo como eso? ¿En qué estaba pensando usted?— En que quiero que te calmes y me dejes explicarte —la calmó—. Estaba hablando con mi familia hace un tiempo, Michael estaba conmigo en eso y se le ocurrió decirles que yo estaba comprometido con una hermosa mujer y que pronto tendría una nueva mamá.— No soy madre, tampoco quiero serlo —Charlotte no estaba sintiéndose bien con eso, lo podía ver en sus ojos—. En verdad lo siento, pero esto está pasando los límites de nuestro trato.— Los límites los pongo yo —hizo
El alfa miró brevemente a la chica que se encontraba a su lado, dándose cuenta de que ella llama mucho la atención sin importar el tipo de atuendo que usara. Sin lugar a dudas, era el tipo de mujer que cualquier hombre desearía en su vida. Su lobo saltaba de la emoción cada vez que la veía y con ese viaje, podía dar un enorme paso hacia ella.— Deja de morderte el labio —el alfa pellizcó su labio—. Me pones nervioso.— ¿Ahora lo pongo nervioso? —preguntó la humana enarcando una ceja—. Vaya, el gran señor Walter se ha puesto nervioso porque una humana como yo se muerde el labio.— No digas eso —se agachó para cargar a su hijo, el cual en verdad se había dormido—. Bajemos, un
Damián quiso reírse de eso que acababa de decir. Era una completa basura, su madre iba a hacer que ellos estuvieran más juntos que nunca únicamente para comprobar que los dos estaban de acuerdo con la relación que estaban llevando.— ¡Hijo! —su madre no esperó siquiera a que él bajara bien del yate, puesto que lo abrazó—. Hace tantos años que no te veía y ahora hasta casado estás por segunda vez.— Espérate, madre —la apartó, porque tenía que ayudar a la pobre de Charlotte a bajar—. Ven, aquí —le dijo a su hijo para bajarlo y luego ayudó a la humana, quien por culpa de los tacones no se iba a mover como debería—. Con cuidado.— Vaya, vaya &
Charlotte se olvidó que el alfa estaba en la misma habitación; se lanzó en la cama y se quitó las zapatillas sintiéndose feliz.— No seas una niña —dijo el alfa dándole unos cuantos golpes en la pierna—. ¿Por qué haces eso?— Porque estoy cansada y necesito una hermosa cama —abrazó la almohada—. ¿En verdad vamos a dormir en la misma habitación? ¿No será eso un problema entre ambos?— Es posible que eso pase —el alfa se sentó a su lado—. No había tenido tiempo de disculparme por las cosas que hizo mi hijo, no sé en qué estaba pensando cuando dijo que estábamos juntos.— Ya es
Con un pequeño suspiro, Charlotte se quitó la ropa y se quedó sentada en el piso del baño. Le tocaba dormir con el alfa, en la misma cama y tenerlo tan cerca ya era mucho. Sin duda le iba a cobrar bien caro todo eso que estaba haciendo. Dios, quería morirse en ese instante, dormir con él en la misma cama era algo fuera de lugar.Mordió su pulgar, y se golpeó la frente varias veces buscando alguna alternativa a su dilema.— Necesito usar el baño también —saltó en su sitio cuando escuchó la voz del alfa al otro lado de la puerta—. Sal, por favor.— Ya voy a salir —susurró poniéndose de pie y gimiendo por lo bajo al ver el provocativo atuendo que tenía que utilizar—. ¿Por q
— ¿Qué? ¿Damián es un mafioso? —preguntó sorprendida—. Porque esas cosas de la mafia se heredan y sin importar lo que pase…— Tengo que decirte que no lo sé —dijo pensativa—. En la entrevista que le hice me mostró algunas cosas que me dan hasta miedo —arrugó la nariz, y se dio la vuelta para ver que el alfa había salido de la habitación—. Puede ser que sí, aquí todo es tranquilo, pero estoy segura de que me están vigilando mientras hablo contigo.— ¿Y es tan guapo el padre cómo dices?— Sí, lo es —rio—. Tiene los mismos rasgos que Damián y Michael. Es todo de generación en generación.
Damián miraba a la humana dormir tan plácidamente, con su cuerpo mostrando cada uno de esos pequeños rellenitos que a él le daban igual. Esa chica era hermosa, con todas y cada una de esas imperfecciones que las mujeres veían en sus cuerpos. Su hijo estaba en medio de ambos, y él no podía dormir por culpa de esa mujer que estaba ahí. Mierda, ella era una niña delante de él. Le llevaba quince años, tenía pensamientos impuros, cosas que decir y hacerle.Su amigo tenía razón, tenía que hacerle esa propuesta a ver si ella aceptaba y en dado caso de que no lo hiciera, el dinero también movía montañas. Pasó sus dedos por las mejillas sonrojadas de la humana, luego por su cuello y se detuvo en el inicio de sus senos, debido a que ella se movió un poco y él no quiso per
Para seguir con su labor de ser una familia feliz, tuvo que decirle a Charlotte que la llevaría a conocer un poco más la isla y con su hijo sobre sus hombros. La madre de Michael muy pocas veces quería salir de la casa, porque supuestamente los mosquitos ahí eran horribles. — Si Michael no hubiese dicho que yo era su madre, nunca conocería esta clase de paisaje —dijo la humana de repente—. Me gusta. — Es un bonito lugar, pero la señal aquí es pésima —arrugó la nariz—. Me gusta más la ciudad… — ¿A ti qué te gusta, Michael? —preguntó hacia el pequeño y él se quedó un momento mudo pensando que decirle—. ¿Bebé? — Me gusta lo que a ti te gusta, mamá… — No, eso no —Charlotte lo miró con seriedad—. A ti debe gustarte algo difer